ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 1 | Page 17

17 ¿Eras consumidor de restaurantes de alta cocina? No, en esa época no. En la misma época mi mujer empezó a hacer el diseño gráfico de los libros de elBulli, por una vía distinta, y entonces Ferran nos invitó un día cenar en elBulli y fuimos muy malos comensales. Para empezar antes de ir a cenar yo me tomé dos o tres cervezas en Rosas, que es lo peor que puedes hacer porque ya tienes el estómago lleno. Y profesionalmente, ¿tampoco te habías planteado que un día pudieras colaborar con el mundo de la gastronomía? No. Fue una casualidad y tener la virtud de saber instintivamente que aquello delante de lo cual estaba, cuando conocí a Ferran y a su equipo, iba a ser algo realmente importante. Fue un acierto, sin duda. Además ha quedado una buena amistad, porque hay un equipo fantástico en elBulli. Cuando empezó esta relación, me hice un juramento: esto hay que empezarlo bien, hacerlo bien y acabarlo bien. Y así ha sido. Ahora si yo tengo una duda puedo preguntar y al revés. Cuando empezaste a trabajar con ellos, tengo la sensación de que el menaje de elBulli se vuelve un poco quirúrgico. Aparecen las pinzas, las pipetas… Nuestro método de trabajo fue analizar dónde habíamos encontrado un resultado y dónde más podíamos buscar. Qué habíamos hecho y qué más podíamos hacer. Esa fue nuestra estrategia. Un buen lugar para encontrar cosas existentes era un laboratorio, tanto para encontrar cosas para servir como para cocinar, porque es limpio. Para que puedas usar algo en un laboratorio tiene que ser estéril, fácil de limpiar, higiénico y saludable. Todas estas características van muy bien en la cocina. En un mercadillo, quizás veas una lata oxidada preciosa, con una pátina y una historia, pero no puedes poner comida porque puedes intoxicar a la gente. Ferran un día me dijo algo que tardé un tiempo en comprender y que era que a la creatividad hay que tratarla del mismo modo que ella nos trata a nosotros, con indiferencia. Eso significaba que de entrada en el-