Dentro del coche la atmósfera alimenta la nostalgia. La música habla sobre
una bella y una bestia, sobre una joven capaz de ver más allá de su miedo
y salvar el corazón de un hombre que la ama. La melodía, que conozco
desde niña, quiere arrancarme una lágrima. Miro por la ventana para
evitar que las demás lo noten.
Mi corazón late cada vez más rápido conforme empiezo a reconocer las
últimas curvas de la carretera. La luz dorada y fresca de la mañana ilumina
las calles cuando entro a la pequeña ciudad en la que nací. Recuerdos
comienzan a asaltar mi cabeza, sin importar lo doloroso que pueda ser.
Abro los ojos, miro con avidez cada detalle que había podido olvidar durante
mi ausencia. Me encuentro con los árboles que me vieron crecer y con el
mismo anciano que pide dinero junto a un semáforo. Lo veo con el pelo
aún más blanco, pero le sonrío y él me devuelve la sonrisa. Finalmente, una
casa aparece al fondo de la calle. Me bajo del coche, pero aún no me atrevo
a entrar. Cada rincón guarda