Ciudad natal
María Turner Carnalla
Mis dedos, aún entumecidos por el frío aire de la mañana, recorren el
marco de la ventana del coche. Gotitas de rocío juegan a ser lágrimas sobre
el cristal, pero son rápidamente arrastradas por el viento. Los árboles se
suceden unos a otros; los he visto tantas veces que ya son viejos amigos.
Me sonríen al verme pasar, pues ellos, más que nadie en este mundo,
conocen el afán que llevo en el corazón.
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