sus iniciales en el dedo índice lo que me permitió conocer su identidad.
Es más, durante mucho tiempo fuimos entrañables amigos, pero un día
simplemente se alejó de mí. Sin ninguna explicación se fue y desapareció
de mi vida. Íbamos en la misma escuela, lo que todavía me permitía verlo
aunque fuera a distancia, pero no me atrevía a confrontarlo, quería darle
su espacio. Esperaba que con el tiempo él mismo me aclarara qué había
sucedido.
Al terminar la primera semana sin él, llegué a mi casa destrozada, lo
extrañaba demasiado. Pero mi orgullo era más fuerte que la necesidad de
tenerlo a mi lado. Además, yo estaba segura de que no había hecho nada
malo, no tenía la obligación de buscarlo. No quería rogarle, si quería estar
a mi lado debía ser por iniciativa propia y no por lástima. Sin duda con su
partida dejó un gran vacío en mi vida. Santiago no era mi único amigo,
pero sí era con el cual podía hablar de cualquier cosa sin ser juzgada. Me
fascinaba su compañía, podíamos pasar horas hablando, pero también
estar uno al lado del otro sin la necesidad de decir ni una sola palabra.
Después de un mes de no hablarnos acepté que no regresaría nunca, que
aquella mágica amistad se había acabado para siempre. No quería nada
que me siguiera atando a él, por mi bien debía olvidarlo. Era consciente que
nada podría borrarlo completamente de mi memoria. De hecho, recuerdo
que en una ocasión discutimos. Yo le dije que jamás sería capaz de olvidarlo,
tal vez solo podría si me diera alzhéimer o alguna enfermedad que me
hiciera perder la memoria. Él con su singular arrogancia me contestó que
ni así sería capaz de desplazarlo de mi mente, pues sabía lo mucho que
significaba para mí. Me aseveró que cuando tienes ese tipo enfermedades
no olvidas completamente aquellos sucesos o personas determinantes
en tu vida. Nunca investigué si era cierto, pero en ese momento le creí,
ingenuamente siempre creía todo lo que decía.
Estaba en clase de filosofía, en aquellos días era mi clase predilecta,
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No era cualquier persona, de hecho tenía ya varios años de conocerlo.