quedado inmóvil ante la presencia las antenas, el cuerpo endurecido y
de sus yo que la miran desde ocul- las alas que repliega como querien-
tas dimensiones. ¿Se habrá visto en do hacerse más pequeña, invisible.
el espejo? ¿Sabrá que todas son ella Tal vez mire mis manos y mi zapato
misma? Al fin logro salir sin hacer rui- y sienta el anticipado dolor de su ca-
do. Tomo la toalla y la enredo sobre parazón tronando, su último aliento
mi cuerpo. La cucaracha mueve la y el saber que su presencia me aler-
cabeza. Estoy desarmada, desnuda tó para fumigar. Su descuido será la
y a merced del enemigo. Una gota sentencia de muerte de sus pares.
Somos ella o yo, las dos envueltas
pongo que su ejército avanza sobre por un miedo compartido. Le quito
mí, que me tiene presa, que soy su la mirada para enredarme el pelo
rehén, que me secuestra para que con la toalla. Levanto la vista hacia el
le entregue la casa y pueda pasear a espejo. No está. La busco en el piso
sus anchas por los pasillos desiertos. que me separa de la puerta de sali-
Me mira. Está fraguando el momen- da. Despacio, me escabullo con cui-
to preciso para avanzar; es probable dado de no caer en su emboscada.
que me observe con mi mismo te- A salvo, en el pasillo, apago la luz del
mor, que en su dimensión será mu- baño y cierro la puerta. Es mejor dar
cho más grande; le llenará las patas, por perdidas algunas batallas.
YOLANDA JOSÉ GUDIÑO
Licenciada en Filosofía por la Universidad Autónoma de Chihuahua y Maestra
en Guionismo por la Universidad Intercontinental, ha realizado estudios en los
campos de Letras Iberoamericanas en la Universidad Iberoamericana Plantel
Golfo Centro y Edición en el Instituto Universitario de Posgrado (Editorial
Santillana). Es cofundadora de Grupo Editorial Gudiño Cicero S.A de C.V.
Actualmente es catedrática en la Universidad Panamericana, la Universidad
Intercontinental, el Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación y en la
Universidad del Claustro de Sor Juana.
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de agua resbala por mi espalda, su-