La cucaracha
L
a cucaracha se queda inmóvil so- si la mato? Podría deslizar mi brazo
bre el espejo. Guarda sus alas y muy despacio, con cuidado de no
por un segundo pretende borrar su mover la cortina hasta mi zapato
existencia de mi baño. Imagino que para asestarle un golpe mortal. Mi
cierra los ojos, que dentro de su di- madre me dijo que nunca hay que
minuto cuerpo su corazón tambo- aplastarlas porque de sus vientres
rilea. Estoy petrificada dentro de la se desprenden miles de huevecillos,
regadera a escasos centímetros de como si fuera una secreta vengan-
ella, tratando de ocultarme, de des- za para infectarlo todo. ¿Su madre
aparecer. La miro de reojo. Siento le habrá hablado de los peligros de
su mirada, temo que al menor mo- quedarse inmóvil sobre un espejo?
vimiento se me abalance, entonces Tal vez piensa que debió hacerle caso
no podría reprimir el grito. Creo que cuando le dijo que las casas no per-
piensa lo mismo, estará igual que yo, manecen solas por mucho tiempo,
tratando de contener el aliento, de que nunca debía salir de día ni dejar-
pasar desapercibida como si fuera se ver por nadie, quizá por eso ahora
una diminuta brizna de polvo en la contiene el aliento y maldice la hora
inmensidad de mi espejo, sobre el en que se creyó inmortal. Presiento
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