Piezas de la inseguridad
Arantza Ocampo
U
no nunca se da verdaderamente cuenta del valor de su identidad, su se-
guridad o su espacio personal hasta que se ven amenazados. Se supone
que a lo largo de todo el mundo, en cada continente, país y Estado se protege
al ser humano, inclusive se le reconocen derechos para proclamar su seguridad.
Sin embargo, hablar de un lugar donde todos los habitantes vivan en completa
tranquilidad y armonía resultaría utópico. Aun así, los países donde los ciudada-
nos viven más situaciones de
inseguridad y violencia son los
que están en vías de desarro-
llo, se les conoce como tercer-
mundistas. Un claro ejemplo
es México, nación que pese a
tener potencial para avanzar,
alberga muchos casos de asal-
tos, secuestros, matanzas, vio-
laciones, entre muchas otras
fuertes problemáticas. Es ver-
dad que no todos los mexica-
nos hemos vivido situaciones
tan extremas, pero hay algo que la mayoría (si no es que todos) han experimen-
tado: los pequeños detalles que se deforman en inseguridad. Los problemas no
siempre nacen de situaciones grandes y llamativas, también resultan de cues-
tiones con las cuales se convive diario.
“¿Cómo te llamas?”, alguien me preguntó una vez en la calle, no me percaté
de que era una de las preguntas más frecuentes para quitarle la máscara a al-
guien desconocido, hasta que un señor con expresión perversa me lo expresó
mientras seguía mis pasos. Es un arma de doble filo, pude ser amigable para
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