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LITERATURA COLABORACIÓN CUENTO CHUKULMACH JOSÉ TRINIDAD ARANDA José Trinidad Aranda (1971) es licenciado y maestro en derecho; profesor universitario; conferencista en diversas instituciones universitarias de Yucatán y en la Casa de la Cultura Jurídica en Mérida, Yucatán. Trabaja como servidor público, es aficionado a escribir. Ha publicado: artículos de índole histórico-jurídico publicados en Diario de Yucatán y la revista Justicia en Yucatán, ésta última editada por el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Yucatán. Desde el año 2016 publica en delatripa: narrativa y algo más, dirigida por el Dr. Adán Echeverría y editada por Larissa Calderón. Forma parte de la antología "Karst: escritores de la Península Yucateca en 2016: 21 autores nacidos entre 1971y 1996. Pues bien, ahí me encontraba. Tal como estaba Tengo 6 años y observo desde la puerta de la tienda de programado, llegué dos horas antes del vuelo, con una papá —abarrotada de gente—, cómo otros niños y adultos sensación de vacío en el estómago, no obstante haber del pueblo se divierten jugando con un papagayo que me desayunado un par de huevos estrellados cubiertos con parece muy grande. jamón. Comí no tanto por saciar el hambre, como por      Cada jugador toma el extremo del hilo, que es de sosquil complacer a mi esposa quien, como siempre, sentía la atado a un manojo de hierbas —como si fuese el carrete—, y necesidad de estar haciendo algo útil para tranquilizarse.   corren haciendo que el juguete se eleve, y ya que ha Miré el reloj: 9:30 de la mañana. En una hora más debería tomado considerable altura lo sueltan.   estar levantando el vuelo el aparato que me llevaría de Entonces el siguiente participante tiene que coger el Mérida a la capital del país. Mugrosa comisión. Para qué manojo en el aire antes de que el papagayo pierda me la dieron, si ya casi salíamos de vacaciones, por esto ya sustentación, y echarse a correr también, repitiendo la no pude disfrutar igual la preparación del viaje a la playa. acción. Pero en fin, la chamba es la chamba.      El juego se llama "chukulmach", y lo conozco desde que      A las 9:50, la agradable empleada de la aerolínea nos tengo conciencia del mundo; pero nunca lo he jugado, soy llamó para darnos las indicaciones de abordaje. Siendo mi muy pequeño para eso, no sólo por mi edad, sino también primer vuelo y apenas aguantándome el miedo de por mi talla, pero me divierto mirando. Mientras sucede imaginarme tan lejos de la tierra firme traté de esto veo que Maduch, dejando por un momento la cocina tranquilizarme poniendo mucha atención a las con su colección de ollas, recados y condimentos, ha salido explicaciones. también a ver el juego, animada por los gritos de chicos y      Ya en mi lugar, el corazón se fue acelerando aún más, grandes, quienes se alternan para lanzar el papagayo.  aunque en realidad la ansiedad la sentía en las tripas. Por      Cuando Maduch se sienta en uno de los pretiles del un momento temí que de verdad me asaltara tal ataque de frente de la tienda, uno de los niños más gritones pasa pánico que tuvieran que bajarme del avión para no ser un corriendo enfrente para alcanzar el manojo, sin callarse, — peligro. Al mirar alrededor pude observar caras de describiendo la acción con el estilo de un cronista de indiferencia en los demás pasajeros, aunque seguramente deportes—, lo toma, corre más rápido y lo lanza hacia en algunas esa indiferencia no  era tan auténtica. adelante. Ufano, "el Mono" ve como el papagayo se eleva El piloto nos habló por el equipo de intercomunicación, y más que en otras ocasiones, inmediatamente "la Cosa", el escupió su repertorio de chistes baratos, a los que apenas único niño que podía superar lo hecho por "el Monarca", sin pude prestar atención pues otras cosas ocupaban mi esperar su turno toma el manojo de un salto, corre aún más mente. rápido y volviendo a saltar lo lanza todavía más arriba.      Cuando el avión empezó a moverse lento, podía sentir      Embelesado, seguí observando el juego un rato más, en que las palpitaciones de mi corazón retumbaban con gran ese momento Maduch, quien después de las hazañas de "el estruendo en mis oídos. Al encontrarse en posición y Mono" y "la Cosa", había estado observándome me empezar la maniobra de aceleración tuve que aguantar la preguntó de sopetón: "¿Por qué no vas a jugar? Se ve que te respiración y cerrar los ojos para no caer en verdadero mueres por lanzar el papagayo también." Le contesté que pavor. La aeronave alcanzó la máxima velocidad en tierra y no, que me gustaba ver que jugaran, pero nada más. en ese momento creí desmayarme, me aturdían el sonido      "No te creo, cómo va a ser más divertido ver, que jugar", de las turbinas y la vibración del avión sobre la pista. dijo mientras descansaba su mano izquierda en la cintura.      Entonces, súbitamente me sentí desprendido de la  Al fin reconocí que sí, que tal vez me gustaría jugar pero tierra, me pareció que mi peso y el del avión que era muy pequeño para hacerlo, y ella me respondió: desaparecieron en ese instante y al maniobrar el piloto "Nadie es muy pequeño para divertirse, si quieres jugar lo para tomar rumbo al Golfo, en ese vaivén de la nave que vas a hacer ahora". Y sin darme tiempo de decir nada,  proporciona la verdadera sensación del vuelo, sucedió: