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JOSÉ TRINIDAD ARANDA CHUKULMACH CONT...  llamó al"Godzila" y le dijo que me ayudara para que ahora, sólo sé que pasé por todo el frente de la tienda en pudiera jugar. donde papá y mamá atendían a la clientela que llenaba el      "El Godzila", auténtico pan de Dios que sólo hacía honor local. al apodo por su tamaño, me llamó y tomándome de la      Todo el mundo gritó de asombro y cuando abrí los ojos mano me llevó hacia el centro de la calle; ahí donde se para ver lo que pasaba, pues no sentía el suelo a pesar de formaba un enorme charco en las épocas de lluvia y que estar pataleando como loco, pude apreciar la situación y marcaba el centro de la pista de juego. disfrutar con cada uno de mis sentidos lo que estaba      Mientras tanto era el turno de "la Garrapata", de lanzar el viviendo; pero lo que más me maravilló, fue la sensación de papagayo. Hizo un gran esfuerzo pero no logró emular lo liviandad, de no tener peso, de estar flotando. hecho por "el Mono" y "la Cosa".  Mientras tanto "el Godzila",      Vi debajo de mí, con sus bocas abiertas "al Mono", a "la me daba indicaciones: "esto es fácil", me dijo, "toma el hilo, Cosa", y también vi a Maduch, quien sonriente aplaudía, y voy a empezar a correr contigo, después te voy a bajar y en gritaba vivas a mi nombre, me parecía que todos ese momento tienes que correr con todas tus fuerzas y disfrutaban de mi vuelo tanto como yo; al fin el mismo lanzarlo como si fuera una pelota". "Godzila", me atrapó en el aire, solté el manojo de hierbas      Luego, cuando el manojo de hierbas que hacía las veces que alguien más recogió, y yo, henchido de alegría fui de carrete, empezó a acercarse mientras perdía altura el corriendo a abrazar a Maduch, y también, como si  fuera un papagayo, "el Godzi" me levantó del suelo con su brazo cronista deportivo le decía todo lo que había pasado, de derecho y con el izquierdo sujetó el sosquil, corrió junto soslayo vi a mi padre con los ojos muy abiertos y que mi conmigo, y me dio el manojo que apreté con todas las madre  aún se tapaba la boca con las manos. fuerzas de mis dos manos y bajándome dijo: "¡Corre!; pero      No recuerdo qué pasó después esa tarde, sólo sé que en ese momento sucedió algo que quedó grabado en la transcurrieron treinta años de una existencia mente de todos los vecinos, pero que con el andar del extraordinariamente común y aquel recuerdo había tiempo se perdió en mi memoria: Al momento en que desaparecido de mi memoria; y como antídoto para mi empecé a correr, aferrado al manojo de hierbas, sólo miedo a las alturas, resurgió invitado por la sensación del alcancé a dar dos zancadas sobre los guijarros de la calle, vuelo de la aeronave. En lugar de la ansiedad me llenó un pues un viento de esos que sólo se dan en el mes de delicioso sabor de nostálgica alegría, pues cada vez que noviembre sopló con tal fuerza que el papagayo, abordara un avión, todo mi ser regresaría a ese momento recuperando rápidamente la altura que había perdido, se en que a los seis años mis amigos y vecinos vieron, elevó con tal potencia que ignorando  mi poco peso me incrédulos, un enorme papagayo volando y en su extremo levantó del suelo más de un metro y me hizo recorrer inferior un niño aferrado a un manojo de hierbas con los volando un gran tramo de la calle. ojos cerrados y pataleando en el aire.      No me pregunten cuánto, no lo supe entonces  y menos