Nuestra voz
La influencia del porno en los adolescentes.
Carolina Pedrosa Vaquero, Jose Luis Martín Quesada y Adrián Vera Fajardo
El porno se ha convertido en un problema entre los más jóvenes ya que según un análisis sobre el consumo de pornografía en adolescentes y su impacto en el desarrollo y las relaciones con iguales de Save the Children en 2020, estas prácticas influyen en las propias experiencias de al menos la mitad de jóvenes que lo consumen, promoviendo así valores de desigualdad y violencia. Según las encuestas llevadas a cabo por este estudio a 1753 adolescentes, la tasa de edad para empezar a consumir porno ha disminuido con los años llegando a los 12 años actualmente. Según esta encuesta, siete de cada diez adolescentes lo consume frecuentemente y, al menos, el 30 % de ellos lo describe como:“ su única fuente de información sobre sexualidad”. Como vemos se trata de un problema muy grave y evidencia el fácil alcance que tenemos hoy en día para acceder a estos contenidos. Los adolescentes podemos acceder fácilmente online, a través de aplicaciones como Tik tok, Instagram o incluso, videojuegos. La distorsión de la realidad que provoca ver este tipo de porno puede llegar a tener consecuencias en la imagen que se
crean los jóvenes de sí mismos, de los demás y la de sus relaciones sexuales. El estudio habla de cómo más del 88 % del porno contiene imágenes violentas y de agresiones verbales; normalmente solo hacia la mujer, causando así una visión errónea de lo que son las relaciones sexuales e influyendo negativamente en el pensamiento. Además, esto parece ser mucho más influyente en los hombres ya que según la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria( SAMFyC) son los principales consumidores de pornografía. En nuestra opinión, creemos que se debería controlar mucho más los contenidos que consumen los jóvenes así como el acceso. También creemos que es necesario que se informe más a los adolescentes sobre la sexualidad y las relaciones sexuales. Es necesario que borren esa idea de violencia y agresividad hacia la mujer que nos hace creer o incluso normalizar ese tipo de porno. Es igualmente necesario hablar de los riesgos y las precauciones que debemos tener, por ejemplo, mediante charlas en los centros educativos o desde los ayuntamientos.