El violín: primer instrumento perfecto
Los antiguos constructores cremonenses utilizaban un barniz tierno, transparente, de excelente textura, que proporcionaba a sus violines un brillo luminoso. Era de calidad grasa y gran elasticidad, y no se endurecía como otros barnices menos elaborados. Stradivarius aplicaba varias capas de un barniz amarillo anaranjado, más claro que el utilizado por su maestro Amati. Se supone que dejó instrucciones claras sobre el asunto, pero nadie sabe exactamente cuáles. La leyenda dice que escribió su fórmula en una página de la Biblia familiar, y que, pasados los años, uno de sus descendientes destruyó el libro sagrado poniendo la eternidad entre el mundo y su secreto.
Figura 20. Antonio Stradivari mirando un frasco al trasluz
Algunos han llegado a aventurar que el barniz de Stradivarius era inimitable porque contenía algún tipo de componente imposible de encontrar e irreductible a todo tipo de análisis, como la resina de una especie vegetal ya extinguida, o bien algo tan exótico como la llamada“ sangre de dragón”. Esto forma parte del imaginario hermético tan común en la época de Stradivarius, y revela la sospecha de que el oscuro arte del luthier de Cremona implicaba secretos alquímicos. Según el Diccionario mito-hermético de Dom Pernety, obra que salió a la luz en 1758( es decir, pocos años después de la muerte de Giusseppe Guarneri y Antonio Stradivari), los alquimistas llamaron“ sangre a su materia, o más bien, a su mercurio”. Más concretamente, en la entrada de su diccionario correspondiente al término“ sangre de dragón”, lo define como sangre“ de los químicos. Tintura de antimonio”. Según otra hipótesis más exótica, la“ sal de dragón” era la secreción del fruto de una planta malaya traída por Marco Polo en uno de sus viajes.
Otros aficionados a la teoría alquímica hablaron de una sustancia llamada“ Sal gema”, que según la obra antes citada, consiste en polvo de sustancias cristalinas. Esto se podría explicar por el uso de sustancias cristalinas como insecticida, y de hecho el bioquímico húngaro Joseph Nagyvary encontró hace unos años polvo de cuarzo que se usaba en este sentido.
NOTA: Dom Pernety fue un monje benedictino francés que renunció a su obediencia y se pasó al bando“ iluminista”. Emigrado a Alemania, llegó a ser bibliotecario de Federico el Grande y a su regreso fundó una asociación secreta conocida como los Iluminados de Avignon. Su obra es muy interesante para conocer las aficiones“ herméticas” de su tiempo.
Llevando la imaginación un poco más allá alguien pensó que la fórmula del barniz rojo amarillento de los Stradivarius contenía un fluido del mismo color que no era precisamente mercromina, sino alguna sustancia vital de origen inconfesable. En nuestros días, una película de François Girard titulada“ El violín rojo” explota el misterio de estos barnices secretos, incluyendo alguna sugerencia macabra de este género.
Una cosa es cierta: la fórmula del barniz de Stradivarius se perdió con él. Otra cosa es la importancia real de este hecho. Si bien es cierto que el barniz es un elemento importante en un violín, probablemente el secreto de la excelencia de los Stradivarius hay que buscarlo por otro camino. En primer lugar, cuando un instrumento tiene una vida tan larga puede haber sido rebarnizado, y, de hecho, esto se hace a menudo. Algunos de estos violines antiguos sólo conservan su estructura básica original, el cuerpo del violín es el del original, pero han sido restaurados en su aspecto exterior. En segundo lugar, la técnica del barniz no era ningún secreto en la época de Antonio Stradivari, como demostró en 1963 William Hill en un estudio sobre la obra del maestro cremonés.
NOTA: La existencia de un irreductible último ingrediente sin cuyo conocimiento no se puede reconstruir la fórmula original, recuerda al famoso“ ingrediente secreto” de la Coca-Cola.
àEl gabinete del doctor Nagyvary
La sospecha de que el extraordinario sonido de los Stradivarius está relacionado con un peculiar tratamiento químico de la madera no iba del todo descaminada, si están en lo cierto las conclusiones del
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