Violín, el instrumento perfecto. Violín, el instrumento perfecto | Page 12

ACTA

El violín: primer instrumento perfecto
serie de modificaciones inesperadas, entre ellas una barra de bajos situada en el exterior de la caja – en una viola o un violín la barra de bajos es invisible, está dentro de la caja –, lo que le proporciona la apariencia de una viola“ vuelta del revés”. Saunders y Hautchins realizaron con esta viola más de cien experimentos, modificándola en muchas ocasiones para tratar de comprender qué elementos y formas son útiles en un instrumento y cuáles son prescindibles.
Esta viola se encuentra actualmente en el Museo Nacional de Música, en Dakota. Allí está también otro de sus prototipos más peculiares, un violín conocido como El Gruyère o el Violín queso suizo. Este curioso instrumento ciertamente recuerda un queso con agujeros: es de color amarillo y sus aros presentan 65 perforaciones que se pueden obstruir con tapones de corcho del tipo de los de las botellas de vino. Fue construido en 1982 por una sugerencia del físico canadiense Edgar Shaw, como apoyo a sus investigaciones sobre acústica. Quitando y poniendo los tapones de corcho se pueden ajustar o desajustar las vibraciones del aire dentro de la caja, con independencia de las de la madera, lo que permite estudiar ambas por separado.
Pero la realización más ambiciosa de la doctora Hutchins es el llamado“ Octeto”, una especie de recreación de la familia del violín, más lógica y homogénea que la formada por los instrumentos tradicionales. El proyecto surgió a partir de una idea de Henry Brandt, músico acostumbrado a componer para combinaciones instrumentales poco usuales. En un principio, Brandt planteó a Hutchins la posibilidad de reproducir las características tonales del violín en otros registros, solucionando las diferencias de timbre con respecto a la viola, así como la carencia de una auténtica voz tenor en la familia del violín.
El resultado final ha sido la creación de una nueva“ familia” de instrumentos de cuerda frotada, un conjunto de ocho“ voces” que suenan como el violín y abarcan todo el espectro sonoro de la música clásica: desde el minúsculo violín tiple, afinado una octava por encima del violín tradicional, hasta el gigantesco violín contrabajo, una octava más bajo que el violonchelo. Es como si se hubiera extendido el sonido del violín hasta dotarle de las posibilidades de orquestación del piano.
Figura 17. Carleen Hutchins con su Octeto
Figura 16. Violín queso suizo
En los últimos años se han formado varios conjuntos camerísticos que hacen música con este peculiar conjunto instrumental, tanto piezas creadas para el mismo como arreglos de las obras clásicas: en 1994 se fundó el Octeto de San Petersburgo, constituido por profesores del Conservatorio de dicha ciudad; posteriormente aparecieron otros“ octetos”, como el Albert Consort( Nueva York, 2003), y el Hutchins Consort( California, 1999). Este último ofrece en su página web muestras sonoras de piezas clásicas arregladas para el octeto. En ellas se puede apreciar la amplitud de sonido, profundidad y empaste suave de las distintas voces que se obtiene con este grupo de instrumentos.
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