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El violín: primer instrumento perfecto
separado la vibración de las tapas de un violín para adecuarlas hasta conseguir el sonido más perfecto.
El primero que separó las tapas de un violín para estudiarlas individualmente parece ser que fue el físico Félix Savart en 1830. Savart, cirujano militar y miembro de la Academia de Ciencias de París, abrió la caja de doce violines Stradivarius y Guarnerius para tratar de desentrañar el secreto de su sonido. Realizó un experimento muy sencillo. Desmontó el fondo de cada violín, esparció sobre él un puñado de arena fina y frotó sus bordes con el arco a diferentes velocidades. Como por arte de magia, la arena se agrupaba formando distintos dibujos según la frecuencia de vibración obtenida con el arco.
En realidad Savart no hizo otra cosa que aplicar a la superficie de madera un conocido experimento acústico que hoy se conoce como“ placa de Chladni”. Ernst Chladni, físico alemán considerado padre de la acústica, realizó un experimento idéntico con una placa metálica y un arco de violín – quizá este último detalle fue lo que inspiró a Savart –. Chladni espolvoreó arena sobre la placa y la frotó con el arco. Al hacerla vibrar con una frecuencia constante, la arena se desplazó de las zonas de mayor vibración a las que permanecían casi inmóviles, agrupándose en líneas que formaban un característico dibujo simétrico. Según la velocidad a la que frotara la placa, las
Figura 15. Las líneas Chladni líneas formaban distintos dibujos que luego Chladni trasladó al papel.
NOTA: Cuando en 1808 Chladni repitió esta experiencia en la Academia de Ciencias de París, Napoleón afirmo:“ El sonido puede verse”.
Lo que representan las líneas de Chladni es lo que en acústica se denomina“ nodos de vibración”. Cada distinta frecuencia de vibración en la cuerda de un violín se corresponde con una serie de“ nodos de vibración”, puntos cuya amplitud de vibración es nula. Extendiendo este concepto a la vibración de una placa, los puntos nodales se transforman en líneas nodales: las líneas de la placa de Chladni.
Estas experiencias son hoy día muy útiles en el diseño de instrumentos musicales. El mismo Chladni inventó un curioso instrumento musical llamado“ Eufonio de Chladni”, que consistía en un conjunto de tubos de cristal de diferentes tonos.
En la actualidad, el estudio de las líneas nodales se ha perfeccionado gracias a nuevas posibilidades técnicas. En los últimos cuarenta años, la investigadora americana Carleen Hutchins ha realizado un estudio sistemático de cientos de violines de diferentes calidades. Utilizando un generador electrónico de tono, analizó las líneas Chladni producidas por las vibraciones en el fondo y la tapa armónica de los instrumentos, obteniendo resultados más precisos. Los resultados indicaban la forma en que vibran las tapas y fondo de los instrumentos según su forma y grosor, vibración similar en los instrumentos de mayor calidad como respuesta a los mismos tonos. Estos experimentos han servido para comprender mejor la relación entre el sonido y la forma de los violines.

àUn violín como un queso suizo

Carleen Hutchins construyó su primera viola en 1949. Poco después conoció a Frederick Saunders, físico de Harvard y músico aficionado que venía estudiando la acústica del violín desde los años treinta del pasado siglo. Se inició así una colaboración fructífera: durante veinte años, ambos realizaron investigaciones acústicas punteras utilizando los instrumentos construidos por ella. Hutchins montó un taller en su casa de Nueva Jersey, de donde han salido algunas algunas de las piezas más sorprendentes de la luthería.
Su conocimiento de la acústica le permitió crear instrumentos de una calidad sonora óptima con formas inusuales. En 1953 construyó una viola con una
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