ACTA
El violín: primer instrumento perfecto
caja de resonancia y éste las impulsa al medio exterior. De modo que lo que“ suena” no son las cuerdas, sino todo el instrumento, cuyas superficies de madera vibran interactuando con las vibraciones del aire en su interior.
Las piezas que forman la caja son básicamente dos tablas, superior e inferior, unidas por unas cubiertas laterales que se llaman“ aros”. Ambas tienen forma convexa, lo que además de afectar al sonido permite soportar la presión ejercida por las cuerdas( de unos 12 kg).
Figura 14. Curvas abovedadas según un patrón de Stradivarius
Figura 13. Las tapas del violín( tapa y fondo). La pieza maciza en la parte inferior de la foto es la plantilla sobre la que se moldean los aros.
La tabla superior se llama“ tapa armónica” o simplemente“ tapa”. Es la parte más visible de la caja, con dos orificios en forma de efe( cuya posición y forma están especificados con precisión) que permiten a las vibraciones del aire en el interior comunicarse al aire exterior. Se confecciona siempre en dos piezas, unidas verticalmente a lo largo de la caja. La tabla inferior es el“ fondo”, o“ fondo armónico”, la parte posterior del violín sobre la que se dibujan las características vetas transversales de la madera de arce. Puede estar formado por dos piezas, como la tapa, o bien ser de una sola pieza.
El grosor de las tapas es importante para el sonido. Si son demasiado gruesas perderá flexibilidad, y su sonido será seco y estridente. Si son demasiado finas, la excesiva flexibilidad producirá un sonido opaco. Para obtener su forma se cortan según un patrón que puede ser tomado de otro instrumento. El modelo puede ser un instrumento clásico como un Stradivarius. Los luthiers utilizan un compás de curvas, que sirve para conocer las líneas de nivel según el modelo.
Antes de unir las tapas para formar la caja, se comprueba que tienen el grosor correcto, golpeándolas con los nudillos en puntos estratégicos y escuchando su sonido. La tonalidad de cada pieza es mayor cuanto más dura sea la madera. Si es mayor que un“ sol” el violín tendrá una sonoridad excesivamente aguda y penetrante; si es menor que un“ mi”, el sonido será demasiado oscuro. La sonoridad óptima del instrumento se obtiene cuando las sonoridades de la tapa y el fondo están bien ajustadas entre sí.
El constructor puede rebajar la madera hasta conseguir este equilibrio, teniendo en cuenta, además, las características de las diversas zonas de la madera, que no es precisamente homogénea. Es decir, que si las piezas de un violín se cortaran según un patrón simétrico, completamente exacto, la más mínima falta de homogeneidad en la estructura celular de la madera rompería el delicado equilibrio que sólo el oído y la experiencia del artesano pueden lograr.
àDibujar el sonido
Ahora bien, la vibración de una superficie tiene unas características determinadas y se puede analizar encontrando las líneas nodales que forman las distintas frecuencias. En este sentido, se puede estudiar por
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