Observa el tipo de comunicación que llevas a cabo con tu hijo
Dedica unos días de observación, libre de juicios y culpabilidades. Funciona muy bien conectar una grabadora en momentos habituales de conflicto o de sobrecarga familiar. Es un ejercicio sano pero, a veces, de conclusiones difíciles de aceptar cuando la dura realidad de actuación supera todas las previsiones ideales.
Escucha activa y reflexivamente cada una de las intervenciones de tus hijos.
Valora hasta qué punto merecen prioridad frente a la tarea que estás realizando; en cualquier caso, nuestra respuesta ha de ser lo suficientemente correcta para no menospreciar su necesidad de comunicación.