Vida Médica Volumen 71 N°3 - 2019 | Page 67

VIDAMÉDICA / MÉDICOS MAYORES detectarlas a tiempo? Existen dos razones básicas: el examen médico común, aún cuando sea completo, no las detecta, y la otra, que conociendo tal situación, ni el médico ni el paciente investigan más a fondo la situación orgánica de esa persona mediante la tecnología pre- sente. Se cae así en una controversia clásica entre la investiga- ción médica clínica y la exclusiva o apoyada por la tecnología. En la experiencia algo reciente, los japoneses, frente a un sua- ve y atípico dolor abdominal, realizaban de inmediato una Gastroscopía, examen técnicamente posible pero complejo y caro, que de inmediato apoyaba o descartaba la posible enfer- medad gástrica. Fue un paso que sorprendía y afectaba la con- vicción médica de un diagnóstico con conocimiento riguroso y acabado del tipo de dolor, de la ausencia de otros síntomas colaterales y de un examen físico completo del paciente. La Tecnología permitía, entonces, en este caso y en muchos otros, reconocer patologías, aun cuando solo fueran apenas sintomáticas o mejor, aún solo sospechables por el médico en relación a otros factores de riesgo o epidemiológicos, que en forma entendible, fueran frecuentes y acompañados por hábi- tos o conductas reconocidas como acompañantes o desenca- denantes de esa enfermedad. Debemos entonces aceptar que la tecnología bien indicada y { 67 establecida en sus directrices y objetivos, debe acompañar el examen médico en la mayoría de las enfermedades. Pero su indicación debe ser éticamente formulada, debido a que por su costo, significa un desembolso importante para el Estado y para los propios particulares, y por otro, permite la posibilidad de sobre demanda y ganancia no justificada para el médico o el equipo que la realiza. Llegamos así a la conclusión que la tecnología bien indicada, ayuda considerablemente a reconocer a tiempo a la enfer- medad y fundamentalmente, antes de su avance importante y peligroso. Por ende, el médico debe utilizar exámenes de laboratorio y tecnologías diagnósticas en forma preventiva, cuando los factores en juego en la población orientan a deter- minadas patologías. Así sucede con la elevación del colesterol, de la glicemia, de hormonas tiroideas, ováricas o prostáticas, entre las más frecuentes. Por tanto, una presunta persona es sana cuando los exámenes anotados son normales. Pasa a ser realmente un paciente sano. En caso contrario, pasa a ser un enfermo sin molestias, pero portador de una enfermedad encubierta que debe ser tratada o prevenida en su desarrollo futuro con medidas dietéticas, o de otra naturaleza (control de malos hábitos, ejercicio, etc). Existe un lado positivo de esta conducta de prevención y de- tección precoz de estas enfermedades: la sobrevida mayor y de calidad de vida si el resultado ha sido positivo. Pero, por el otro lado, aunque así fuese, se impone al paciente una carga emocio- nal importante en cuanto a su futuro, que se ve amenazado por una enfermedad encubierta y solapada. De allí resulta funda- mental que en la conversación médico-paciente se respondan las interrogantes con claridad y precisión por ambos lados. Como establecen algunos autores, en el concepto de medicina preventiva, la salud implica ideas de optimización y perfeccio- namiento de ella, lo cual conlleva dar un conocimiento anti- cipado de una condición de paciente sano que puede tener a veces inevitablemente, un resultado negativo. Referencias: 1.- AURENQUE D. El paciente sano: desafíos éticos de la medicina preventiva. Rev Med Chile 2017; 145:790.94.