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VIDAMÉDICA / FalmedEduca
LIDERAZGO EN EL
EQUIPO SANITARIO
La labor del líder es esencial en todo tipo de actividades y niveles de responsabilidad, pero sin duda en salud puede ser
una cuestión de vida o muerte.
Si bien el médico líder del equipo está sometido a exigencias adicionales en función del contexto, complejidades y especificidades
de las atenciones sanitarias, variadas publicaciones (HBR, Mckinsey, entre otras) coinciden en que es imprescindible ser confia-
ble, conectado, comprometido, flexible para evaluar nuevas ideas y valiente.
Estas características se pueden y entendemos se deben aplicar al mundo médico y a la labor que estos desarrollan, íntegramente.
MÉDICO CONFIABLE MÉDICO COMPROMETIDO
El ejercicio medico requiere hoy, entre
tanta tecnología e interacción, necesaria-
mente de confianza. Por supuesto que de
la confianza de los pacientes, pero tam-
bién de la confianza que genere el médi-
co dentro del equipo sanitario con el que
trabaja y de la de sus pares, pues será su
equipo y sus colegas quienes le permiti-
rán ejercer la mejor medicina posible. El compromiso esencial es siempre con
el paciente, y este deber para con el en-
fermo, solo puede ser sustentado en el
compromiso con el resto del equipo que
lidera. El trabajo del médico en cuanto
líder debe estar marcado por un fuerte
apego al objeto de la medicina, capaz de
“jugársela” por sus pacientes, pero tam-
bién por su equipo, especialmente en si-
tuaciones complejas.
MÉDICO CONECTADO
Si el liderazgo médico se expresa a través
de la confianza, ya sea en el conocimiento
o en la experiencia del profesional, la co-
nexión con su equipo de trabajo, con sus
pacientes y con el resto de sus colegas
resulta vital para ejercer un buen liderazgo
que sea capaz de vincularse con su equi-
po, ya sea para hacer medicina como para
evaluar las acciones realizadas, acoger las
mejores propuestas e implementar los
cambios que se requieran.
En el ámbito médico, estos fac-
tores presuponen una creación
y esfuerzo constantes en la la-
bor asistencial, la que quizás
como ninguna otra, se realiza en
condiciones de exposición per-
manente, por lo que el liderazgo
resulta especialmente relevante,
pues requiere necesariamente
de decisiones rápidas, acerta-
das, basadas en el trabajo en
equipo y cuya consecuencias
son de alto impacto en terceros.
Por ello, el buen liderazgo médi-
co debe marcar la pauta.
MÉDICO VALIENTE
El líder lo es en la medida que enfrenta
las situaciones, y que estas no lo hacen
tambalear, ni alteran su labor. Para ello
se requiere fortaleza emocional en donde
resguardar, y enfrentar los avatares de la
profesión, de por si riesgosa pero a la vez
digna y noble. Esta valentía emocional nos
permite precisamente aumentar la con-
fianza, conectarnos y comprometernos
con nuestros equipos.
La Declaración de Ginebra dice que el recién egresado promete “compartir mis conocimientos médicos en beneficio del paciente y el avance de la salud”.