veredes, arquitectura y divulgación VADo1 Los Inicios | Page 75
ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198 | Junio 2019 | 01.VAD
Esta experiencia de espacio intermedio permite al habitante disfrutar la
arquitectura con todos sus sentidos: descubrir las fugas visuales en es-
corzo hacia el mar por medio de la vista, sentir la brisa marina en el rostro
al atravesar los patios y elementos intersticiales, percibir la piedra y la
tierra bajo los pies, oler la resina de los pinos y sentir sus hojas en espina
al andar sobre ellas en los patios de piedra. Todo ello conforma un modo
de habitar que involucra una experiencia fenomenológica y sensorial
completa. Los intersticios y la arquitectura de pabellones por tanto con-
ciben una forma de vida al aire libre donde el ser humano es consciente
del entorno que le rodea, y ahora ya, podemos entender los pabellones
cueva como el contrapunto a este modo de hábitat.
En oposición a este recorrido privado por los espacios umbrales de la
casa, dos pabellones públicos, uno abierto al modo de belvedere y otro
delimitado por muros, constituyen la parte más expuesta y entablan una
dialéctica espacial al bloque más privado. La conexión entre estos últimos
se produce por medio de una galería porticada doblando la crujía de pila-
res, y separando la cocina del estar. De este modo, se indica la dirección
al pabellón final, el patio delimitado con muros con el recorte en media
luna en el muro sur.
De nuevo, la forma de entrar a este último pabellón es por medio de un
recorrido al aire libre a través del espacio intermedio descubierto que se-
para los pabellones, y definido por unos muros de marés que afirman la
independencia de esta última pieza. La llegada al pabellón se realiza por
un terreno sin pavimentar, evidenciando la pertenencia de este intersticio
al espacio natural 9 más que a la geometría de la casa, y expresando el
modo de vida que imbrica indefectiblemente Naturaleza y Arquitectura.
Este pequeño pabellón 10 , cuyo pavimento no llega a tocar los muros que
lo delimitan, actúa cerrando la casa en el lado oeste y es capaz de expre-
sar poéticamente las intenciones de la arquitectura respecto al entorno
(Fig.5). En este pequeño espacio, con una mesa en media luna, que mira
a un muro recortado con la misma geometría y que a su vez mira al hori-
zonte del mar, Utzon pasaba el tiempo dibujando, rodeado por la piedra
de marés y con las hojas de los árboles como techo. Es el lugar de la casa
más puramente placentero, alejado de cualquier función doméstica y le-
jos también de la tradicional terraza o porche. Es un espacio que, gracias
a su morfología en forma de pabellón, se desvincula de la unidad habita-
ble de Can Lis y proporciona al ser humano un lugar con el único fin de
disfrutar el aire, la roca, el mar, el árbol y por tanto la verdadera esencia
de la casa, alejado de cualquier función doméstica.
9 Christian Norberg-Schulz define
el lugar de Can Lis como elemental
(elementary), entendiendo, según
él, esta palabra como referido a los
elementos naturales: piedra, árbo-
les, agua y sol. Cada elemento, afir-
ma, aparece en su propio espacio
perteneciendo a un orden univer-
sal. Norberg Schulz usa también la
palabra primordial (primordial) para
referirse al estado del solar.
Ver: Christian Norberg-Schulz,
“Jorn Utzon and the primordial”,
en The Utzon Library: Utzon’s own
houses, editado por Martin Keiding
y Kim Dirckinck-Holmfeld (Copen-
haguen: The Danish Architectural
Press, 2004), 66.
10 John Pardey argumenta que este
último patio es la reflexión espacial
de Utzon acerca del tradicional
espacio mallorquín del “medio-
día”, un pequeño lugar de trabajo
adosado a la casa que proporciona
un asiento para trabajar al lado de
plantas orientado para coger el sol
en invierno y continuar a la sombra
en verano.
Ver: Pardey, John. Two houses on
Majorca. Jorn Utzon Logbook. Vol.III.
Hellerup: Blondal, 2004.
Figura 5. Pabellón del mediodía. Foto-
grafía del autor.
JOSÉ JARÁIZ PÉREZ. Los orígenes de la arquitectura en Can Lis. El intersticio como mecanismo. pp. 69-77
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