veredes, arquitectura y divulgación VADo1 Los Inicios | Page 71

ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198 | Junio 2019 | 01.VAD De este modo, el maestro danés entendía su trabajo como un eslabón más en la cadena de conocimiento de la arquitectura, que desde los ini- cios en los crómlechs megalíticos, discurre por todas las civilizaciones de la humanidad hasta llegar a la época contemporánea. 5 Arquitectura aditiva en Can Lis Por tanto, en Can Lis de Jorn Utzon encontramos que el proyecto bus- ca afirmarse como un espacio intermedio entre el ser humano y todo el orden (Kosmos) del entorno que le rodea. Para ello el maestro danés usa el concepto de pabellón, que entroncando con los conceptos de ar- quitectura aditiva 6 , con los que trabaja anteriormente en muchos de sus proyectos, fragmenta la construcción de la casa en el lugar y dialoga con el daimon de la costa mallorquina y sus dioses (Fig.1). 5 “De la misma manera nuestro edificio es un poema hecho con diferentes materiales que forman una totalidad en armonía con el espíritu del lugar. Estos edificios están situados en la naturaleza del mismo modo que los templos grie- gos”. Jorn Utzon, 1990. Extracto de la memoria de su proyecto no cons- truido para un centro de visitantes para la interpretación del paisaje en Samsø. 6 Ver “Arquitectura aditiva”, en Jorn Utzon: Conversaciones y otros escritos, editado por Moisés Puente (Barcelona: Gustavo Gili, 2010), 23-24. Figura 1. Can Lis. Planta publicada en 2002 en Weston, Richard. Utzon: Ins- piration, Vision, Architecture. Hellerup: Blondal, 2002. Esta disgregación de la arquitectura no responde a la división inherente en partes de lo que podría ser un gran programa de vivienda unifami- liar, pues las escasas funciones de la casa impiden entenderla como un gran villa al borde del agua al modo de otras residencias similares en la isla, sino al poder decidir la relación con el contexto que entablaría cada fragmento del programa de forma independiente de los demás. De este modo, en vez de plantear una relación unívoca con el sol y el horizonte, la descomposición permite enriquecer y multiplicar las relaciones con lo circundante. En efecto, en la casa de Jorn Utzon, la fragmentación no surge por la nece- sidad de aumentar la superficie de fachada con la intención de tener más espacio para la contemplación del paisaje al modo que puede ocurrir en los palacios tradicionales japoneses. De hecho, los pabellones que for- man las diferentes estancias de Can Lis están casi completamente cerra- dos en tres de sus cuatro partes. Éstos se abren únicamente al horizonte del mar, mientras que el resto de sus lados producen límites herméticos con la idea de asentar la casa en base a la topografía y crear los espacios intermedios donde el hombre encuentra su relación con el Orden natural. Los límites de los pabellones crean los espacios intersticiales que son ne- cesarios para entender la casa como una coreografía de cajas y permitir a cada pieza —y a sus vacíos—, escoger su ángulo, cota y relación visual con el horizonte. Asimismo estas grietas o hendiduras entre las cajas genera- rán el recorrido de la vivienda, crearán un tránsito en planta y en sección, y proporcionarán al habitante una experiencia ligada a la función, al hori- zonte del mar, y a la naturaleza boscosa donde se asienta. JOSÉ JARÁIZ PÉREZ. Los orígenes de la arquitectura en Can Lis. El intersticio como mecanismo. pp. 69-77 71