veredes, arquitectura y divulgación VADo1 Los Inicios | Page 48
VAD. 01 | Junio 2019 | ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198
11 Véase: Michel Foucault, Language,
Counter-Memory, Practice: Selected
Essays and Interviews. New York:
Ithaca, 1980.
12 Y así, además de los ya citados o de
los que señalaremos luego, algunos
otros tan absolutamente dispares
en concepto, tiempo y lugar como,
por ejemplo, en Nevsehir (Turquía)
del siglo IX, Sidi Bou-Gdemma
(Algena) del XI , o en la Musgum
earth home (Camerún) del XIX,
etc. Del mismo modo, también
en la evolución de los perímetros
amurallados europeos durante los
siglos XVI y XVII, en los que puede
percibirse la emergencia de geome-
trías con características fractales,
como respuesta al surgimiento del
cañón, y también para optimizar la
relación entre costos de construc-
ción y beneficios de protección, o
las torres de Shujhov, o, asimismo,
los puentes de Maillart, continuos
y adaptados a las solicitaciones
físicas, o cuando Torroja, Nervi,
Candela, Saarinen o Dieste asumen
la complejidad inherente al diseño
de estructuras, lo mismo con Le
Ricolais y Fuller, o incluso también
Kahn o Saarinnen.
13 Ante tal cuestión, y en su relación
con el objetivo docente, Ana María
Sánchez sentencia, “El comisariado
navega entre límites conceptuales
y objetuales, sensibles e intelec-
tuales, pragmáticos y poiéticos. Ahí
es donde aparecen umbrales de
incertidumbre, porque antes que
nada, la curaduría es y sigue siendo
una apuesta subjetiva, la produc-
ción de un cuento, una posibilidad
gnoseológica, reflexiva y emocional
potentísima, pero no puedes saber
cómo se da, y esos resultados no
son medibles. Entonces, ciertamen-
te la investigación se instala en el
terreno de la imaginación. Esta es
su cualidad orgánica”. Ana María
Sánchez, “Prácticas colaborativas
entre curaduría y educación. Una
propuesta para las colecciones de
arte” (Tesis de Máster, Universidad
Nacional de Colombia, 2013), 5.
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Del mismo modo, como dijimos, no tenemos ahora aspiración de rastreo
integral ni tampoco de recorrido lineal, y así, como explica Foucault, no se
tratará de momentos descritos en su progreso hacia una objetividad en
la que, al fin, puede reconocerse nuestra ciencia actual, sino que lo que
se intentará es, sencillamente, sacar a luz un campo epistemológico, la
episteme en la que los conocimientos, considerados fuera de cualquier
criterio que se refiera a su valor racional o a sus formas objetivas, hunden
su positividad y manifiestan así una historia que no es la de su perfección
creciente, sino la de sus condiciones de posibilidad. 11
El campo de posibilidad relacionado con algún modo paramétrico antes
de los ordenadores es amplísimo y se muestra en acontecimientos de or-
den muy distinto. 12 Procedemos entonces como comisarios 13 para prefe-
rir unos acontecimientos especialmente relevantes frente a otros menos
efectivos.
Somos conscientes de que dicha selección, así como su contextualización
e interpretación, no podrá estar estructurada indiscutiblemente, ya que
no sólo se refiere a un ámbito teórico objetivo, sino también a una reali-
dad subjetiva. Existe pues en nuestro corte para la selección, un compo-
nente de incertidumbre creativa inevitable, desde lo intersubjetivo. 14
En la necesidad de superar la oposición entre objetividad,
“la de una inexistente ciencia pura que no se contamine con el cien-
tífico”,
y subjetividad,
“implicada en los intereses, ideología y limitaciones de éste”.
Considerando la tarea del historiador como la de un científico conectado
con la cultura y con la sociedad, como producto social inseparable del res-
to de la cultura humana, en diálogo con los demás historiadores y con la
humanidad entera. 15 De tal modo que el reconocimiento de lo algorítmi-
camente enlazado —complexus en latín—, de lo tejido, que decía Morin,
como la conjunción de lo uno y de lo múltiple, nos sitúa en un escena-
rio de complejidad también en momentos guiados por consideraciones
más modestas (desde el punto de vista del volumen o la complejidad de
los datos procesados), espontáneas o intuidas. De hecho algunos de los
ejemplos más claros de complejidad organizada o de autoorganización
proceden de la arquitectura vernácula o tradicional, muy lejos de aspira-
ciones representacionales reduccionistas. Como explica Gringberg,
“Morin resalta incesantemente que el pensamiento complejo es
ante todo un pensamiento que relaciona y que es el significado
más cercano al término complexus. Ello equivale a decir que en
oposición al modo tradicional de pensamiento, que divide el campo
de los conocimientos en disciplinas atrincheradas y clasificadas, el
pensamiento complejo es un modo de religación (nótese que del
término latino religare emana la palabra ‘religión’). Por consiguien-
te, se opone al aislamiento de los objetos de conocimiento, los res-
tituye a su contexto y, toda vez que resulte posible, los reinserta en
la globalidad a la cual pertenecen”. 16
ADOLFO JORDÁN RAMOS. Una mirada analógica a lo digital en los inicios de lo paramétrico en arquitectura. pp. 44-52