veredes, arquitectura y divulgación VADo1 Los Inicios | Page 37
ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198 | Junio 2019 | 01.VAD
Absolutamente desacostumbrada, extraordinaria,
dijo de ella, que
no era Haus für Kunst [Casa o Sede para el Arte] ni tampoco
Haus für Gewerbe [Casa o Sede para la Industria] sino Haus fürs
Bauen [Casa o Sede para el construir]. 6
Dice Albers (1960):
Todavía pienso a día de hoy, que el invento de ese nombre, el in-
vento de la palabra Bauhaus, es una hazaña especialmente feliz
e importante de Gropius. 5
4 Josef Albers, “Josef Albers: 13
Jahre am Bauhaus”, en Unser Bau-
haus. Bauhäusler und Freunde erin-
nern sich, editado por Magdalena
Droste y Boris Friedewald (Múnich:
Prestel Verlag, 2019), 16. Albers
utiliza la fórmula Haus fürs Bauen
(sustantivando el verbo bauen) en
lugar de la empleada en los otros
casos, que habría dado Haus für den
Bau (Casa o Sede para la Cons-
trucción). Además de emplear una
fórmula más poética, ensancha la
acepción del significado, sin querer
ceñir la palabra al sustantivo cons-
trucción que se tiende a relacionar
más con la estricta edificación.
Al emplear bauen, Albers busca
recoger toda la serie de actos rela-
cionadas con el arte de construir, y
no sólo los estrictamente arqui-
tectónicos, forzando además una
interpretación activa, en curso, no
terminada. En resumen, Bauhaus
como sede para cultivar el cons-
truir en todos sus campos (bauen en
su acepción de cultivar, siguiendo
el ejemplo de Heidegger einen Acker
bauen: cultivar una viña).
5 Oskar Schlemmer (Madrid: Museo
Nacional Centro de Arte Reina So-
fía y Fundación la Caixa, 1996), 16.
La fusión que entrañaba la Bauhaus fue real, porque los profesores an-
teriores también participaron del proyecto. De esta manera, los telares,
propiedad de la maestra artesana Helene Börner, se aportaron a la nueva
escuela. Asimismo, la alfarería situada en las cercanías, en Dornburg, se
puso a disposición del nuevo alumnado a través de su dueño Max Kre-
han, convertido en maestro artesano.
Figura 3. Edificio en la Steubenstraße
nº 22. En una vivienda de este inmue-
ble tuvo su residencia Walter Gropius
durante su estancia en Weimar. Foto-
grafía de los autores, 2019.
No todos los maestros acogieron el proyecto con el mismo entusiasmo;
el profesor Max Tedhy mostró su disconformidad con la nueva pedagogía
desde los primeros tiempos y sus alumnos fueron los que peor acepta-
ción tuvieron. Así lo atestiguaba el maestro y pintor, Lyonel Feininger:
8 de la mañana del 27 de junio de 1919
(…) Hay muchos rechazados que están indignados y una peque-
ña camarilla quiere dirigir una petición al Ministerio para que
destituyan inmediatamente a Gropius (…). Gropius se presentó
en una asamblea y contestó a todos, hombres y mujeres, que
mantenían guardado su malestar. (…) Esa gente es en pequeño
lo que Alemania es en grande, dispuesta a perder la cabeza (…).
Lo que los estudiantes le reprochan a Gropius, y no sin cierta ra-
zón, es su afirmación de que él siempre toma partido “por el arte
más extremista”, arte que es un signo de los tiempos. 6
JOSENIA HERVÁS Y HERAS | ESTEBAN HERRERO CANTALAPIEDRA. Los inicios de la Bauhaus. Weimar 1919. pp. 34-42
6 Hans María Wingler, La Bauhaus.
Weimar, Dessau, Berlín (Madrid:
Gustavo Gili, 1975), 45-46. Carta
de Feininger a su mujer, Julia. Uti-
lizada también para la traducción
la versión inglesa del libro editada
por el MIT, Massachussets Institute
of Technology, en 1976 (p.35).
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