Verdad y Vida OCT-DIC 2016 | Page 7

miembros, no obstante ser muchos, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo. Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo, ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Ahora bien, el cuerpo no consta de un solo miembro sino de muchos. Si el pie dijera: ‘Como no soy mano, no soy del cuerpo’, no por eso dejaría de ser parte del cuerpo. Y si la oreja dijera: ‘Como no soy ojo, no soy del cuerpo’, no por eso dejaría de ser parte del cuerpo. Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído? Si todo el cuerpo fuera oído, ¿qué sería del olfato? En realidad, Dios colocó cada miembro del cuerpo como mejor le pareció. Si todos ellos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo? Lo cierto es que hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decirle a la mano: ‘No te necesito’. Ni puede la cabeza decirles a los pies: ‘No os necesito’. Al contrario, los miembros del cuerpo que parecen más débiles son indispensables…” (1 Corintios 12:12-22). Algunos, como los que se encargan de proveer comida y albergue a las personas sin techo, son muy visibles en su papel, como lo son los miles de pastores a lo largo del país. Mientras que la mayoría tienen tareas menos visibles, pero cuyo apoyo y ayuda son imprescindibles para que aquellos con tareas más visibles puedan llevarlas a cabo. Así fue con el ministerio terrenal de Jesucristo. Dios podía haber elegido suplir todas sus necesidades físicas de forma milagrosa, sin embargo eligió que detrás del ministerio público de Jesús y www.comuniondelagracia.es sus discípulos hubiese un grupo de fieles colaboradores que, con su apoyo y donativos, suplían sus necesidades físicas, hicieran posible que ellos se dedicaran exclusivamente a la predicación del reino de Dios: “Después de esto, Jesús estuvo recorriendo los pueblos y las aldeas, proclamando las buenas nuevas del reino de Dios. Lo acompañaban los doce, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, a la que llamaban Magdalena, y de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cuza, el administrador de Herodes; Susana y muchas más que los ayudaban con sus propios recursos”. Aunque a una escala mucho más pequeña, es así también con Verdad y Vida. Los autores de los artículos son el rostro público de nuestro ministerio, pero sin el apoyo fiel de los miembros de la Comunión Internacional de la Gracia en España y de los leales colaboradores, como tú, detrás, la producción y envío de de cada nuevo número de nuestra revista no sería posible. Es curioso que fueran mayoritariamente mujeres las que apoyaron con sus recursos el ministerio público de Jesús, a pesar de que no eran las que tenían más en aquella época y cultura. Pero así sucede también hoy, el número mayoritario de aquellos que apoyan Verdad y Vida con sus donativos, son mujeres. Tú eres una parte muy importante del reparto, con tu apoyo podemos repetir las palabras finales del discurso del rey pronunciado por Jorge VI aquel 3 de septiembre de 1939: “…¡con la ayuda de Dios prevaleceremos! Verdad y Vida Octubre - Diciembre 2016 7