gún gigante en vuestro libro, hacedlo que
sea el gigante Goliat... El gigante Goliat
fue un filisteo a quién el pastor David mató de una gran pedrada en el valle de Terebinto...”.
Se cita también a Sansón que “con
su muerte se vengó de sus enemigos”.
Por descontado, se menciona a Jesucristo, a quien Cervantes llama, en la primera parte, capítulo XXXVII “el mejor Maestro de la tierra y del cielo”. Y por supuesto, a Pablo de Tarso: “Este, dijo Don Quijote, fue el mayor enemigo que tuvo la
iglesia de Dios nuestro Señor en su
tiempo y el mayor defensor suyo que
tendrá jamás: caballero andante por la
vida y santo a pie quedo por la muerte,
trabajador incansable en la viña del Señor, doctor de las gentes, a quien sirvieron de escuelas los cielos y de catedrático y maestro que le enseñase el mismo
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Jesucristo” .
En total se mencionan alrededor de
treinta personajes bíblicos en el texto.
En la segunda parte, capítulos XX y XLII,
Cervantes menciona uno de los textos
claves del Antiguo Testamento: “El principio de la sabiduría es el temor del Señor”. Este versículo se encuentra en todos los libros sapienciales de la Biblia, es
decir en Job, Proverbios y Eclesiastés y
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también en el libro de los Salmos .
También existen en el Quijote alusiones, más o menos veladas, a pasajes
bíblicos. Algunas de estas referencias
son muy conocidas. Por ejemplo cuando
Don Quijote es sacado de la cueva de
Montesinos dice: “Ahora acabo de conocer que todos los contentos de esta vida
pasan como sombra y sueño o se marchitan como la flor del campo”. Aquí hay
una referencia a Job 8:9, Salmo 40:5 e
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Isaías 40:6-7. Otras alusiones a la Biblia,
son tan veladas que tan solo un atento
conocedor de las Escrituras puede detectarlas. La excelente y detallada edi6
ción de Francisco Rico identifica casi
todas, pues no en vano cita el estudio
que a finales del siglo pasado hizo el
pastor y autor evangélico, Juan Antonio
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Monroy titulado, “La Biblia en el Quijote” .
Obra destacada y minuciosa en cuanto a
la relación de la Biblia con el Quijote.
Otras veces, Cervantes enlaza varias
citas bíblicas. Así, en el capítulo XXVII de
la segunda parte, cuando Don Quijote
trata de calmar los ánimos de los del
pueblo de los rebuznadores dice: “…Que
[causa] justa no puede haber alguna que
lo sea, va derechamente contra la santa
ley que profesamos, en la cual se nos
manda que hagamos bien a nuestros
enemigos y que amemos a los que nos
aborrecen, mandamiento que aunque
parece algo dificultoso de cumplir, no lo
es sino para aquellos que tienen menos
de Dios que del mundo, y más de carne
que de espíritu; porque Jesucristo, Dios y
hombre verdadero, que nunca mintió, ni
puede mentir, siendo legislador nuestro,
dijo que su yugo era suave y su carga liviana, y así, no nos había de mandar cosa que fuese imposible el cumplirla”. No
nos debe de extrañar que ante tales palabras, Sancho Panza dijera para sí, admirado: “El diablo me lleve si este mi
amo no es teólogo, y si no lo es, que lo
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parece como un güevo a otro” . Aquí, sin
ni siquiera mencionarlos, Cervantes cita
los Evangelios de Mateo, Lucas y Juan y
la Segunda Epístola de Pablo a Timoteo.
Lo que revela su familiaridad con la Biblia.
En otras ocasiones Cervantes alude,
en el Quijote, a las doctrinas contenidas
Verdad y Vida Octubre - Diciembre 2016
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