Verdad y Vida Mayo/Junio 2017 | Page 18

pacidad de mostrarnos la verdad y la realidad de Dios. Las palabras humanas son solo eso, humanas. Derivan princi- palmente de nuestras experiencias hu- manas. Pero Dios no es una criatura y no puede captarse simplemente en tér- minos, conceptos e ideas creados. Las palabras, cuando se refieren a Dios, no significan exactamente lo mismo que cuando se refieren a la creación. Así podemos decir que nosotros “amamos” y que Dios “ama”, pero el amor de Dios excede con mucho al nuestro. Usamos la misma palabra, pero no significa la misma cosa cuando la usamos para tación de las Escrituras, ayudándonos a ver como estas hacen a Dios y sus ca- minos conocidos para nosotros de una forma única. Él no ha estado mudo desde que la Biblia vino a la existencia. Dios continúa hablando en y a través de su Palabra escrita, capacitándola para referirse a él y no solo a ideas o realida- des creadas. El Dios de la Biblia conti- núa hablándonos por medio del don de la revelación escrita. Si Dios cesara de estar personal- mente involucrado, y dejara de dar po- der a la palabra escrita, para llevar a cabo la capacitación milagrosa para que podamos conocerle, entonces Dios no sería verdaderamente conocido. Sim- plemente tendríamos ideas humanas y creadas sobre Dios para considerarlas y nada más. El resultado probablemente no sería mucho mejor que el de los an- tiguos dioses mitológicos griegos y ro- manos. Inspiradas por el Espíritu Dios que cuando la usamos para noso- tros. Sin embargo, nuestro amor puede ser un reflejo borroso del amor de Dios. Así que Dios mismo tiene que santi- ficar y hacer adecuadas nuestras meras palabras humanas para que podamos usarlas para referirnos precisa y fiel- mente al Dios de la Biblia y no llevarnos a incomprensiones de él y sus caminos. El Dios de la Biblia está activo y dándose continuamente a nosotros al supervisar nuestra lectura e interpre- 18 Verdad y Vida Mayo – Junio 2017 Si nos preguntamos: “¿Cómo nos ha hablado y se nos ha dado a conocer Dios?”, se ve que esta obra involucra a la totalidad de Dios, esto es: al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. La palabra “ins- piró” significa “Dios respiró”. El Espíritu Santo se identifica como la mente o aliento de Dios. Por medio del Espíritu de Dios ciertas personas, a lo largo de los siglos, fueron llamadas, designadas y especialmente capacitadas para ha- blar con autoridad por Dios. Dios “respi- ró” en ellas por medio del Espíritu. ¿Cómo exactamente actúa el Espíri- tu? No lo sabemos, pero lo ha hecho y ha capacitado primero a los profetas del Antiguo Testamento y luego a los após- www.comuniondelagracia.es