determine cómo vamos a conocerla, y cuando permitimos en humildad que nos diga su naturaleza.
De esta forma, Einstein, sin duda, abrió la puerta para que algunos reconocieran la legitimidad de la llamada“ ciencia suave” de la teología; porque en teología estamos delante de la Realidad que excede con mucho a nuestra comprensión. Pero cuando escuchamos en humildad en el lugar donde Dios se ha dado a conocer personalmente a sí mismo, podemos sin duda tener conocimiento real, si no absolutamente abarcador, de Dios. Y ese lugar es una persona: Jesucristo.
La teología cristiana no es anticientífica y la ciencia no puede ignorar una realidad más grande que nosotros mismos, y más grande que nuestro universo. Hacerlo sería, bueno, no científico. Como Einstein escribió:“ Todo el que esté seriamente interesado en la búsqueda de la ciencia se convence de que un espíritu está manifiesto en las leyes del universo, un espíritu muy superior al ser humano, y uno ante el cual nuestros modestos poderes se deben de sentir humildes”.
14:30). No puede forzarme a hacer su voluntad, ni a pecar. Fue una batalla cósmica, una prueba de la voluntad y Jesús mostró que su voluntad era más fuerte que las tentaciones de Satanás.
Como un ser humano, que al mismo tiempo era Dios, Jesús se negó a hacer la obra del diablo, y en su muerte injusta mostró que Satanás no tiene derecho a gobernar. Jesús hizo mucho más que pagar el precio de nuestros pecados, invalidó el derecho de Satanás para gobernar.
Es una cuestión de autoridad, y Dios se la había dado a Jesús:“ ya que le has conferido autoridad sobre todo mortal para que él les conceda vida eterna a todos los que le has dado”( Juan 17:2). Somos liberados de la autoridad del diablo, entrados en el reino y en la familia de Díos, donde tenemos libertad y vida para siempre. Él nos rescató del pecado, de nosotros mismos, de Satanás y de la paga del pecado.“ Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte, es decir, al diablo, y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida”( Hebreos 2:14-15). Y esa es la verdad que nos hace libres.
24 Verdad y Vida Marzo – Abril 2017 www. comuniondelagracia. es