fascinante. Hace más de cien años escribió un ensayo describiendo un postulado radical sobre la naturaleza de la luz que le dio la vuelta a la física convencional de entonces y llevó al desarrollo de la Teoría Cuántica. Lo que puede que se reconozca menos es el impacto potencial que las ideas de Einstein tuvieron en la teología.
A la física y a la química se les llaman“ ciencias duras”. No porque sean difíciles, sino porque esos fenómenos físicos responden al método científico, adhiriéndose a predicciones demostrables por medio de experimentos controlados que pueden producir información precisa y certificable. Disciplinas como la sociología, las ciencias políticas y la teología son menos exactas, más difíciles de cuantificar y no producen resultados fácilmente predecibles fuera del medio experimental. Se les llama“ ciencias suaves”.
Einstein mostró que las ciencias duras no lo son tanto, después de todo. Se dio cuenta de que lo que se consideraban ideas establecidas sobre la naturaleza de la materia eran demasiado simplistas. La luz por ejemplo, se conduce en alguna forma enigmática, como onda
“ La ciencia sin la religión está coja, la religión sin la ciencia está ciega”.
y como partícula. Esta aparente paradoja desafiaba toda explicación científica simple. Einstein afirmó:“ Lo que veo en la naturaleza es una estructura magnificente que podemos comprender solo muy imperfectamente, y eso debe llenar de un sentimiento de humildad a toda persona que piense”.
La idea de la luz actuando como una onda y como una partícula es todavía un concepto difícil de entender. Es una idea que pareciera pertenecer a las ciencias suaves, no a la física.
A medida que los científicos se han adentrado investigando en los dominios
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