Verdad y Vida Marzo/Abril 2017 | Page 21

que un tratamiento no pudiera funcionar, y salí esperando que fuera una de las siete afortunadas. Me hubiera gustado que el médico no me lo hubiera dicho, porque me molestaba que estuviese perdiendo mi tiempo y mi dinero, además del riesgo de los efectos secundarios.
Al final de mi segundo mes de tratamiento el doctor me dijo con una sonrisa:“ Has respondido bien”. Estaba funcionando y me sentí aliviada y feliz. Seguí pensando sobre cómo él me había dicho que había respondido. En este caso mi cuerpo respondió a la medicación, pero mis pensamientos pronto giraron a cómo estoy respondiendo a otra clase de demanda.
Responder es hacer una o más cosas como resultado de un evento o acción de otro. Primero lo notamos o lo escuchamos, luego actuamos. En el caso de la interacción de Dios con la humanidad, él se reveló a sí mismo en el Antiguo Testamento de varias formas y la gente respondió, a veces con miedo y
otras con obediencia, o ausencia de ella. En el Nuevo Testamento, Dios se reveló a sí mismo en la persona de Jesús y la respuesta de los líderes religiosos fue matarlo, porque era una amenaza al estatus quo.
¿ Cómo quiere que respondamos?” Sed pues, imitadores de Dios”, escribió el apóstol Pablo,” como hijos amados. Y andad en amor como también Cristo nos amó y se entregó así mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”( Efesios 5:1-2).
Jesús dijo:“ Este es mi mandamiento: Que os améis los unos a los otros como yo os he amado”( Juan 15:12). ¿ Cómo quiere que respondamos? Quiere que respondamos con bondad, amándolo a él y amando a los demás.
Tenemos que elegir como responderemos, o no, al Espíritu Santo cada día. El problema es que a veces respondemos bien y otras no. Pero en nuestra relación con Dios hay algo que nunca debemos olvidar: Jesús responde perfectamente. Él responde por nosotros incluso cuando nuestras respuestas son débiles. Es por lo que Pablo escribió:“ Pues en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe como está escrito:“ Mas el justo por la fe vivirá”( Romanos
1:17).
Podemos confiar que Jesús es todo para nosotros, y sabiendo que él es, no tenemos que preguntarnos si seremos uno de los tres de cada siete que no responden. En él todos respondemos.
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