por J. Michael Feazell
E
s una constan-
te maravilla co-
mo los guar-
dianes de la fe
pueden ser tan habili-
dosos para esconder
la noticia más grande en el universo.
Confiamos en la mejor de todas las
buenas noticias: Dios da gratuitamente
su gracia a todos los pecadores por
medio de Cristo, y luego nos rompemos
la cabeza para esconderla detrás de
una gran muralla de regulaciones, nor-
mas y leyes.
“No puedes ir con la gracia dema
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siado lejos o ¡la convertirás en una li-
cencia para pecar!”, nos amonestamos
los unos a los otros, como si la ausencia
de licencia hubiera detenido a alguien
de pecar.
¿No te has dado cuenta? Todos so-
mos pecadores, incluso los cristianos
practicantes temerosos de Dios. Siem-
pre lo han sido, y siempre lo serán en
esta vida. Es solo por la pura y decidida
gracia de Dios, demostrada una vez pa-
ra siempre a través de Jesucristo, que
somos hechos justos, y no por nuestros
esfuerzos por evitar el pecado, sino por
confiar en él.
Verdad y Vida Julio - Septiembre 2017
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