que tenemos que nacer de nuevo, de lo alto, que necesitamos una nueva naturaleza, que tenemos que dejar de vivir para nosotros mismos y empezar a vivir bajo el señorío de Cristo. Que debemos de morir a nuestra propia naturaleza, que tenemos que convertirnos en una nueva creación, que tenemos que ser regenerados, que en realidad estamos siendo renovados de acuerdo a la imagen de Cristo, el nuevo Adán.
El día de Pentecostés nos mostró no solo a Dios enviando su Espíritu para habitar en su pueblo de una forma nueva, sino también nuestra necesidad de recibir y ser habitados y llenos por su Espíritu Santo, el Espíritu de Jesús, el Espíritu de vida.
Las parábolas de Jesús nos muestran que la respuesta que él está buscando, es aquella que indica que recibir y aceptar lo que él nos ofrece incluye un costo para nosotros. Considera la parábola de la perla de gran precio, o la compra de un campo en el que hay un tesoro. Aquellos que responden apropiadamente deben dar todo lo que tienen para recibir lo que han encontrado:“ El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Al descubrirlo un hombre, lo volvió a esconder, y lleno
Él nos atrajo a sí mismo a todos en la cruz( Juan 12:32), y nosotros también tenemos que estar dispuestos a morir y darlo todo por lo que él nos dio.
Aquellos cuya prioridad más importante en sus vidas sean cosas como tierras, casas o familia, o incluso su propia vida, no están recibiendo a Jesús y sus beneficios:“ A otro le dijo:--Sígueme. – Señor--le contestó--, primero déjame ir a enterrar a mi padre.--Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios— le replicó Jesús”( Lucas 9:59-60). En la parábola de los invitados a la gran cena, Jesús dejó claro que tenemos que responder a su invitación como lo primero en nuestras vidas:“ Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. El primero le dijo:--Acabo de comprar un terreno y tengo que ir a verlo. Te ruego que me disculpes--. Otro adujo:-- Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas. Te ruego que me disculpes--. Otro alegó:--Acabo de casarme y por eso no puedo ir … Os digo que ninguno de aquellos invitados disfrutará de mi banquete”.( Lucas 14:18-20).
Las situaciones de las personas que fueron a Jesús indican que seguirle y
12 Verdad y Vida Julio – Septiembre 2017 www. comuniondelagracia. es