Verdad y Vida JUL-SEP 2016 | Page 6

EDITORIAL Nada vive para sí por Pedro Rufián Mesa M mi familia y yo tenemos la bendición de poder vivir en un pequeño pueblo, en una casa. Después de muchos años de hipoteca no hace mucho que hemos terminado de pagarla. No me atrevo a decir que sea nuestra, como quizás no te atrevas tú tampoco si es que la vivienda donde habitas es en propiedad, ya que últimamente el Impuesto de Bienes Inmuebles que tenemos que pagar es como un alquiler. Así que es casi más del Ayuntamiento que nuestra. Tiene un pequeño patio donde crecen tres hermosas parras de uvas moscatel, un caqui, un olivo de la variedad gordal, que da unas grandes y exquisitas aceitunas de mesa y un pequeño limonero, que está ahora en fase de crecimiento. Entre las flores y las plantas contamos con dos lilas, un jazmín, algunos alhelíes, un rosal, varios macizos de azucenas, periquitos y margaritas. Cada una nos va brindando su delicado perfume cuando, paulatinamente, les va llegando el tiempo de su floración. También tenemos un magnifico y vigoroso hibisco que, cuando está cargado de 6 Verdad y Vida sus flores rosadas dobles sobre el fondo verde oscuro de sus hojas espesas, mirarlo deleita la vista y serena el espíritu. Los macizos de romero y de tomillo, aparte de su delicado olor, nos brindan sus sumidades y flores para algunas deliciosas y saludables infusiones. Ninguna de esas parras, flores y plantas viven para sí mismas. Las parras no se aprovechan de las hermosas y dulces uvas moscatel que producen, ni lo hace el caqui con sus rosados, deliciosos y blandísimos frutos. Como tampoco se alimenta el olivo de sus propias aceitunas. Somos nosotros, y los hermanos en la congregación con quienes las compartimos, los que nos alimentamos y deleitamos saboreando sus frutos. Y las delicadas flores y las plantas aromáticas, que sepamos, tampoco se aprovechan de su belleza y armonía, ni de sus aromas y propiedades saludables. Somos nosotros los que las disfrutamos y nos aprovechamos de ellas. No viven para sí mismas, sino para los demás, incluyendo a las abejas que liban su néctar y polen para producir su deliciosa miel. Es una pena y una gran desgracia que la inmensa mayoría de los seres Julio - Septiembre 2016 www.comuniondelagracia.es