Dios concluía que creer en él no añadiría nada positivo a mi vida, sino que la
coartaría. ¿Por qué somos así los seres
humanos?’.
“Esperanza tú sabes mejor que yo,
como psicóloga, que vivimos en un
mundo práctico, donde todo gira alrededor del aquí y el ahora. En el que las
personas deciden hacer, o creer esto o
aquello según el beneficio que se derive
de ello. Hay algunas que, a veces, preguntan: ‘¿Qué beneficios prácticos tiene
el creer en Dios?’. Cuando se les habla
de la vida eterna, desgraciadamente no
lo ven como algo práctico. Pero la realidad es que, cuando por la vejez o la enfermedad, la amenaza del fin de esta
existencia se torna más real, o vemos a
nuestro alrededor como eso acontece a
personas que hemos conocido y querido, y sabemos que nos llegará un día a
nosotros, no hay nada más práctico que
saber que Dios nos ha dado vida eterna
en Cristo. Que después de la muerte
nos aguarda una realidad gloriosa en
relación eterna de amor con Dios y con
otros seres humanos, ya glorificados en
la plenitud del reino de Dios.
Hay personas que cuando, por la
llamada de Dios, les llega la comezón
espiritual de oír empiezan a pensar que
si dan el paso de fe de entregar sus vidas a Jesucristo eso les privará de todo
lo bueno que hasta entonces les ha
ofrecido la vida”. Tomando su Biblia Clara dijo, mientras buscaba el pasaje: “Jesús lo refirió así”, y leyó: “’La parte que
cayó entre espinos son los que oyen,
pero, con el correr del tiempo, los ahogan las preocupaciones, las riquezas y
los placeres de esta vida, y no maduran”’ (Luc 8:14). “Concluyen que creer en
Dios ahora no representa ninguna ven22
Verdad y Vida
taja en la actualidad. Pero nada más lejos de la realidad”.
‘Así es’, intervino Esperanza, ‘no
hace mucho leí un extenso artículo sobre un estudio acerca de este tema. En
el mismo se preguntaba: “¿Hay una conexión entre la fe y la salud?”, y contestaba: “La evidencia de alrededor de
1.200 estudios y 400 revisiones muestra
una asociación entre el creer y un número de beneficios en la salud, incluyendo protección de enfermedades, los
resultados al hacerles frente y una recuperación más rápida de las mismas
(Handbook of Religion and Health. Oxford University Press, 2001)”.
‘Estudios más amplios muestran un
beneficio significativo en la expectativa
de vida de las personas activas en una
congregación. Un estudio siguió nueve
años a 21.204 adultos estadounidenses
y relacionó la expectativa de vida con la
actividad religiosa y otros factores. Los
ingresos o la educación, sorprendentemente, mostraron poco impacto, pero
los que atendían regularmente a una
congregación tenían una expectativa de
vida de siete años más que aquellos
que no lo hacían. Los investigadores
atribuyeron los beneficios a las relaciones más protectoras, incluyendo el matrimonio, y a conductas más saludables
(Religious involvement and U.S. adult
mortality. Demography, mayo de 1999).
En la mayoría de los estudios la
creencia activa está relacionada con
bienestar, alegría, satisfacción, esperanza y optimismo, propósito y significado en la vida; más alta autoestima, mejor adaptación a las pérdidas, apoyo social más amplio y menos soledad’.
Julio - Septiembre 2016
(Continuará en el próximo número)
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