Verdad y Vida JUL-SEP 2016 | Page 13

Mientras vivamos en esta tierra, tenemos que ser como cualquier campeón olímpico que se preste, que sigue preparándose y corriendo durante los cuatro años de las Olimpiadas para poder mantener la medalla en los siguientes Juegos Olímpicos. La carrera espiritual cristiana se extiende durante toda nuestra vida, y eso es lo que Pablo practicó y enseñó: “Con esto no quiero decir que yo haya logrado ya hacer todo lo que les he dicho, ni tampoco que ya sea yo perfecto. Pero sí puedo decir que sigo adelante, luchando por alcanzar esa meta, pues para eso me salvó Jesucristo” (Filipenses 3:12 Versión Biblia Lenguaje Actual). Dios nos dice: “Corred la carrera hacia la meta porque os he hecho ya campeones y ganadores de la medalla de oro de la vida eterna, en y por medio de mi Hijo. “En todo caso, vivamos de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado” (Filipenses 3:16). Dios nos ha hecho ya sus hijos. Por medio de Cristo nos ha introducido ya en la relación eterna de amor que goza el Padre, Hijo y Espíritu Santo. Entonces, ¿cómo vivimos y estamos involucrados activamente ahora en esa relación de amor? Amando a Dios con todo nuestro ser, y amando a todos los seres humanos. Dios no solo quiere que participemos en su relación eterna de amor, sino que también lo hagamos en su vida activa ahora por amor a aquellos que todavía no son conscientes de que son campeones espirituales en Cristo. Sabemos que Dios nos ha llamado a participar en las buenas obras “las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica” (Efesios 2:10). www.comuniondelagracia.es Una de las mejores formas de amar a otros es anunciándoles la buena noticia de que Dios los ha hecho campeones espirituales en Cristo y que se vuelvan a él. Así les explicó Pablo esto a los cristianos en Corinto: “El amor de Cristo nos obliga” [nos compele]. El amor de Dios derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo no mueve a actuar, nos compele como un muelle. “…porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron. Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado”.Las obras que hacemos en la nueva vida como campeones espirituales, surgen del amor activo de Dios en nosotros y del agradecimiento, después de que venimos a darnos cuenta de lo que Cristo nos ha hecho ser en y por medio de él. “…Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios os exhortara por medio de nosotros: En nombre de Cristo os rogamos que os reconciliéis con Dios” (2 Corintios 5:14-20). Dios nos dice, ahora que sabéis que os he hecho campeones espirituales, corred la carrera del amor. Y mientras corréis dad a saber a otros quienes son en y a través de mi Hijo, mis queridos hijos e hijas también. Verdad y Vida Julio – Septiembre 2016 13