Verdad y Vida Ene-Feb 2017 | Page 7

en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él“ (Juan 3:16-17). Y la grandeza de su amor está en que, a diferencia del joven Mozart, nosotros no teníamos habilidades especiales o talentos que ofrecerle para que nuestro Padre celestial nos diera, y nos siga dando, su amor incondicional de aquella forma tan plena y desinteresada a través de su Hijo. Tenemos que pensar que, además del amor paternal natural que el padre de Mozart tenía por su hijo, descubrir y reconocer en él el gran talento que tenía fue lo que tuvo que mover a sacrificarse y a dedicarle todo su tiempo. Nosotros, a diferencia de Mozart, no teníamos nada que ofrecerle a nuestro Padre celestial ni a nuestro Salvador. Éramos, a consecuencia del pecado y la rebeldía, sus enemigos como el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, registró: “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros…Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida!” (Romanos 5:8, 10). ¿Qué respuesta espera Dios? ¿Qué espera Dios como respuesta a su amor inconcebible por nosotros? Que le creamos, que aceptemos y recibamos lo que nos ha dado en y a través de Jesucristo, lo mismo que el padre de Mozart esperaba de su hijo que aceptara y recibiera su amor y su dedicación. Sin embargo, el Padre vio como no www.comuniondelagracia.es le hicieron lugar a su Hijo y, el Creador del universo, tuvo que ir a nacer en un establo. Dios desea y espera que nuestra respuesta a su amor incondicional sea abrirle nuestro corazón a su Hijo, invitarlo cada día a que haga morada en nosotros por medio del Espíritu Santo, y que mostremos y demos a conocer su amor incondicional a nuestros semejantes, por la forma en la que vivimos y compartiendo el mensaje de su amor con los demás. Ese mensaje del amor incondicional de Dios es el que nos esforzamos en compartir por medio de las páginas de Verdad y Vida. Y no tenemos palabras para agradeceros vuestro apoyo a todos aquellos lectores que habéis enviado algún donativo durante este año 2016. Un mensaje cristiano en lenguaje actual para una sociedad que está haciendo frente a grandes presiones, problemas y desafíos y, en general, está más alejada de Dios cada día. Un mensaje de que hay Dios, que nos ama sin medida y que está deseando que regresemos a él, que lo acojamos y recibamos en nuestros corazones y en nuestras vidas para tener una relación personal amorosa con nosotros. Si puedes hacerlo, por favor ayúdanos a continuar compartiendo ese mensaje de “buenas noticias” que necesitan con tanta urgencia tantísimas personas hoy. La dedicación y el apoyo de Mozart por su hijo es también un gran ejemplo de que estamos dispuesto a sostener aquello en lo que creemos. El equipo de voluntarios que hace posible Verdad y Vida deseamos ¡qué disfrutes de una feliz Navidad y un bendecido año 2017 en compañía de tus seres queridos! Verdad y Vida Enero - Febrero 2017 7