yo todavía la encontramos así. Estamos
peligrosamente de acuerdo con el mensaje de “yo primero”. Pensar en nosotros, hablar de nosotros, hacer lo que
nos gusta, promocionar nuestras propias fantasías y cuidar solo de nuestros
propios nidos es muy fácil para nosotros. Pensamos que hacerlo nos hará
felices, pero de hecho no es así. La historia de la Torre de Babel en la Biblia, en
el capítulo 11 de Génesis tiene todavía
mucho que enseñarnos hoy. Los constructores arrogantes y egoístas se proponían crear una maravilla pero todo lo
que produjeron fue confusión y caos.
Las prospectivas de los centrados en sí
mismos son grises en este mundo y
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más grises aún en la eternidad .
Dos voces, dos opciones
Los escritores del Nuevo Testamento
son muy conscientes de estas dos voces y de las opciones que presentan.
Los pensadores y los comunicadores
cristianos a lo largo de los siglos, desde
Agustín de Hipona a C.S. Lewis, son
igualmente conscientes de ellas. Ellos
saben también que, triste y estúpidamente, nosotros los seres humanos nos
hemos permitido ser condicionados para escuchar a la voz incorrecta y para
tomar la opción errada.
Esto no es verdad solo de los villanos de la historia, monstruos como el
emperador Nerón, que quemó su ciudad; o Adolfo Hitler, que asesinó a seis
millones de judíos; o Pol Pot, que creó
los “campos de la muerte” camboyanos,
o Jack el Destripador, que aterrorizó
Londres con sus asesinatos en serie.
Todos hemos permitido ser seducidos
por la filosofía del “yo primero”. Incluso
las mejores personas tienen que luchar
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Verdad y Vida Enero – Febrero 2017
con esto. Jesús mismo fue tentado a
poner sus propias necesidades, su propio poder, su propia gloria antes que el
reino de Dios. Puedes leer sobre ello en
el cuarto capítulo del Evangelio de Mateo y de Lucas. Pero Jesús eligió la opción correcta mientras recordaba versículos de las Escrituras. Demasiado a
menudo el resto de nosotros elegimos
la opción errada: “…pues todos han pecado y están privados de la gloria de
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Dios” .
Esto significa que tenemos un gran
problema y no debemos de ignorarlo. Si
poner a Dios primero nos da fortaleza y
luz interior, y la prospectiva de vida eterna; mientras que ponerse uno primero
produce exactamente lo opuesto, entonces la humanidad está en serio peligro. Nuestra sociedad, nuestro planeta
y nuestras propias vidas están todas en
riesgo, y alguien que lo dude no tiene
nada más que poner la televisión y escuchar las noticias durante diez minutos
para ver cantidad de evidencia de que
esto es así.
Un asunto de vida o muerte
¿A dónde vamos desde aquí? Me voy a
permitir ofrecer una estrategia para cada uno de nosotros. Procede directamente de las Escrituras y es una consecuencia lógica de creer que aunque
nuestro problema es grande, nuestro
Dios lo es má s. Tiene cuatro elementos.
1) Es esencial aceptar que tenemos
que elegir una opción, y que esa opción
es un asunto de vida o muerte. La Biblia
muestra a Dios diciéndonos esto clara y
dramáticamente: “…te he dado a elegir
entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la viwww.comuniondelagracia.es