venta La enseñanza como posibilidad del pensamiento - Pe | Page 8

Desde la etnografía, el referente empírico de lo real de la escuela corresponde al saber docente construido ―en el trabajo docente, en la relación entre las biografías particulares de los maestros y la historia que les toca vivir; se expresa y existe en las situaciones reales del aula, es decir, dentro de unas condiciones precisas que son distintas a las que permiten la expresión del saber pedagógico‖ ( ibíd ., 20). Es preciso reconocer a la etnografía su intención de describir y capturar lo que acontece en el salón de clase como una reflexión (en el sentido de que es reflejo) de la realidad escolar, pero al hacerlo es necesario subrayar que su referente no es la enseñanza sino el enseñar como elemento que se da en la cotidianidad. Se trata aquí del enseñar como la particularidad del trabajo del maestro que es asimilable al saber docente ―cuya existencia social se objetiva de otra manera, no en el discurso normativo de la pedagogía sino en el quehacer cotidiano de los maestros, de cualquier maestro‖ ( ibíd ., 20). No se concibe la enseñanza en otro orden, como sola práctica; únicamente como categoría. Pensar la enseñanza en otra dimensión implica necesariamente tomar distancia frente a la evidencia del acto mismo. La segunda de las perspectivas analizadas considera que ―en un aula se da una serie de interacciones multidireccionales entre los sujetos: maestro-alumno, alumno-maestro, alumno-alumno. El clima tanto afectivo como intelectual de un aula es la manifestación de la calidad de estas interacciones y depende por tanto de todas ellas, pues todos los sujetos que intervienen contribuyen a ellas‖ (Vasco, 1987:1). Este reconocimiento pone de presente la necesidad de un análisis acerca de lo que acontece en el aula. ¿Y qué es lo que acontece en el aula? La reunión de unos sujetos que establecen un conjunto amplio de interacciones alrededor de saberes específicos en un espacio y un tiempo particulares. En esta dirección la enseñanza, que es una de las cosas que suceden allí, se encuentra subsumida en tales interacciones y sólo es vista en su dimensión de práctica, de actividad. Según Eloísa Vasco, la enseñanza sería una manera de manejar los saberes que posibilita un clima afectivo e intelectual favorable a la construcción y apropiación de los conocimientos. ―Las interacciones en el aula, tanto afectivas como intelectuales, no se dan en el vacío. Ocurren en torno a contenidos y a saberes específicos. La manera como estos saberes se manejan va a influir en la calidad de las interacciones, y éstas, a su vez, en la calidad y dinamismo de las formas de construcción y apropiación de aquellos‖ ( ibíd ., 1). La enseñanza se fusiona con las formas o las maneras de enseñar, con los procedimientos, con los métodos, con las actividades que planea o posibilita el maestro. Se asimila así la enseñanza al enseñar del maestro, a lo que él hace o tiene que hacer. Si bien la enseñanza pasa por el sujeto y por su quehacer, no se instala allí, no encuentra allí todo su sentido, no se agota ahí; pasa por esos puntos, pero su naturaleza es más compleja. 7