venta La enseñanza como posibilidad del pensamiento - Pe | Page 4

constitución)- generará una serie de objeciones y críticas a todos aquellos aspectos que identificaban a la escuela tradicional como algo de lo que había que desprenderse, como algo obsoleto frente al avance de la ciencia. A cada uno de los aspectos objeto de críticas se opondrán nuevas alternativas y para ello se institucionalizarán las correspondientes estrategias. Este movimiento de avanzada, conocido como Escuela Activa o Nueva, plantea la erradicación de las formas tradicionales de enseñar en las que se apoyaba la escuela. Ante una práctica de la enseñanza sustentada en el magiscentrismo, la Escuela Activa propondrá el polo contrario: el paidocentrismo, que condena el ejercicio del discurso por parte del maestro para dar paso a la actividad libre del niño. Abonado el terreno por los avances vertiginosos de la psicología infantil, el campo de la enseñanza da cabida a una nueva concepción de la infancia en cuyos vértices se encuentran los principios de actividad, necesidad, interés, edad mental, desarrollo, libertad, autonomía, etc., que exigen del maestro una apertura hacia el conocimiento de los procesos que se generan en el niño, y a aceptar este conocimiento como un nuevo parámetro para su acción. Este enfoque hará de la escuela el reino del niño, y del niño su soberano. * Pero sólo será posible consolidar este reino en la medida en que se destierren las formas tradicionales de enseñar. Se tratará ahora de erradicar la concepción de la enseñanza como transmisión pasiva del conocimiento, como imposición vertical de la que desconoce al sujeto que aprende, para asignarle un nuevo papel en el que los procesos que se dan al interior de la escuela permitan el desenvolvimiento libre del niño bajo la orientación de las leyes de su propio desarrollo; un papel donde el interés pasa a ser el motor de toda actividad desde una relación horizontal, y que implica por supuesto la transformación del maestro de transmisor de conocimiento a acompañante, guía, observador y orientador de un proceso. Según Luzuriaga, en la obra de Claparède más que un maestro erudito se necesitaba un individuo entusiasta ( ibíd ., 14). Así, el movimiento de la Escuela Activa o Nueva, con una confianza plena en los resultados experimentales que aportaba la nueva psicología, particularmente la infantil, proclama el derrumbamiento de la escuela tradicional, es decir, de la concepción de la enseñanza como transmisión de conocimientos. Considero -y éste es el punto que quisiera destacar aquí- que las posibilidades ofrecidas por la psicología infantil, cuyo origen se encuentra en los mismos saberes que permitieron a Occidente en el siglo XVII descubrir la infancia (Ariés, 1973) y más tarde, con Rousseau, reubicar al niño dentro de las reflexiones unidas a las arrolladoras críticas al enseñar como transmisión de conocimientos, a la vez que nutren la franja del saber pedagógico poniendo en juego nuevas nociones y prácticas, desplazan a la enseñanza como eje articulador del saber pedagógico (Zuluaga et al., 1988) y la reducen a una condición operativa, a una mera relación situacional. 3