venta La enseñanza como posibilidad del pensamiento - Pe | Page 10

Visto así el asunto, la enseñanza se encuentra inmersa en la acción educativa. Como tal, sólo puede ser concebida como una acción comunicativa , y más concretamente como una acción comunicativa discursiva , pues desemboca ―en una problematización y discusión cooperativa de lo que en ella pretendía el hablante‖ ( ibíd ., 149). Como acción comunicativa, la enseñanza requiere entonces de una competencia comunicativa que, siguiendo a Habermas, se puede caracterizar ―por la capacidad que tienen los hablantes de actuar comunicativamente, es decir, de ajustar recíprocamente sus acciones por la búsqueda de un entendimiento mutuo y de un acuerdo mutuo que cuente subjetivamente como tal. Consiste en la capacidad de participar de manera adecuada en actos de habla afortunados, generar así relaciones interpersonales legítimas e inscribirse en ellas de manera responsable‖ (Mockus, et. al., 1989:14-15). La enseñanza no corresponde, sin embargo, a una competencia comunicativa cualquiera, pues ―está prioritariamente referida al conocimiento y, más específicamente, a saberes socialmente constituidos y heredados‖ ( ibíd ., 15); por ello es necesario hablar de una competencia pedagógica que ―sería básicamente una competencia comunicativa especialmente desarrollada en cuanto a las posibilidades de suscitar y adelantar procesos de discusión racional, de involucrar de manera afortunada el saber socialmente decantado, por escrito, y de apoyarse en la discusión y en la tradición escrita para reorientar o reorganizar la acción valiéndose básicamente de su aplazamiento‖ ( ibíd ., 15- 16). Es importante reconocer en este punto la complejidad de los elementos que aparecen en el análisis del enseñar como competencia pedagógica, y particularmente ―el hecho de abrir una nueva vía para pensar este problema desde fuera de las estructuras psicológicas del sujeto cognoscente en tanto colocan en el centro de las preocupaciones el lenguaje, la comunicación y sus múltiples relaciones en el proceso de socialización que realiza la escuela. Aquí la actividad de enseñanza ya no se pliega a las estructuras y procesos de conocimiento del sujeto que aprende, sino que se instaura en la relación, en la interacción de diversos juegos lingüísticos en los que se inscriben los sujetos; juegos que, si bien son utilizados por el individuo, están fuera de él, obedecen a reglas diferentes a las de la conciencia y los procesos psicológicos de desarrollo y estructuración del conocimiento. Podríamos encontrar aquí el paso de la subjetivación de la enseñanza a la enseñanza como interacción subjetiva, mas el problema que quisiera destacar en relación con esta alternativa es el de considerar la enseñanza como la actividad que permite una conjunción entre juegos lingüísticos escolares y extraescolares al interior de una interacción subjetiva. Y es que, aunque se haya 9