Vecindad # 6 | Page 6

vecindad La helada Quien fue dañado lleva consigo ese daño, como si su tarea fuera propagarlo, hacerlo impactar sobre aquel que se acerque demasiado. Somos inocentes ante esto, como es inocente una helada cuando devasta la cosecha: estaba en ella su frío, su necesidad de caer, había esperado -formándose lentamente en el cielo, en el centro de un silencio que no podemos concebirsu tiempo de brillar, de desplegarse. ¿Cómo soportarías vivir con semejante peso sin ansiar la descarga, aunque en ese rapto destroces la tierra, las casas, las vidas que se sostienen, apacibles, en el trabajo de mantener el mundo a salvo, durante largas estaciones en las que el tiempo se divide entre los meses de siembra y los de zafra? Pido por esa fuerza que resiste la catástrofe y rehace lo que fue lastimado todas las veces que sea necesario, y también por el daño que no puede evitarse, porque lo que nos damos los unos a los otros, aún el terror o la tristeza, viene del mismo deseo: curar y ser curados. (La plenitud, Hilos, 2010) Claudia Masin Buenos Aires, Argentina Osamenta del agua Tiene la lluvia la facultad de hacer más pesados los zapatos y más livianos los suelos. Unido a su paraguas uno es un mismo esqueleto del que cuelgan carnes13. Alejandro Cortés González – Bogotá, Colombia. y telas enfermas de agua. Así lo entiende el relámpago cuando ataca. Mi paraguas no es más que una sombrilla moribunda que con sus faldas levantadas advierte los huesos. Usarla me avergüenza ante el granizo, olvidarla me apena ante el desconocido. Y con vergüenza, dejo que el entendimiento se diluya en la canción del agua contra las telas. Mis pasos ya no son pesados, los suelos entienden las metáforas del aire. Y entre tormenta y tormenta, me siento un poco más lluvia, me vuelvo un poco más hueso. Alejandro Cor tés González Bogotá, Colombia 6