zara hasta la Isla de la Teja. Durante este periodo algunos
comerciantes y voluntarios bomberiles tratarían de
detener el fuego con dinamita en ciertos sectores para que
el resto de la ciudad no sucumbiese, labor en la que
destaca el voluntario de la 4ª Compañía, Adolfo Scheihng
Kurz.
En la calle San Carlos se encontraba la casa, la leñera y la
bodega de la familia Walper Fiegelist. Estas dos últimas
estructuras estaban separadas de la casa familiar por un
amplio patio, las cuales sufrirían los embates del fuego.
En ese lugar y para controlar el avance del incendio los
Walper Fiegelist dispusieron de una bomba a vapor, de su
propiedad, la cual contuvo el incendio, salvando así la casa
de calle San Carlos, además de la casa Hoffman, ubicada
en calle Yungay.
La gente que logra escapar de las llamas rescata con
dificultad algunas de sus pertenencias y, creyendo ponerlas
a salvo, las evacua en lanchas y embarcaciones que
aguardan en el río hacia la Isla Teja, pero la radiación
provocada por el incendio alcanza con sus lenguas de
fuego las embarcaciones, incluso algunas casas de la Isla
Teja sufren por las llamas. Al mediodía los edificios de
tres o cuatro pisos comenzaban a desplomarse por la
avenida Prat. La pesadilla finalizaba. Se habían consumido
por las llamas unas dieciocho manzanas (algunas fuentes
hablan de veinte) del centro histórico de Valdivia: Palacio Episcopal,
las oficinas de la Aduana, Iglesia Matriz, edificio de Correos y
Telégrafos, el Mercado, el depósito de Cervecería Anwandter, el
Banco de Chile y Alemania, las imprentas de los diarios “El Correo de
Valdivia” y de “La Aurora”, Casa W. R. Grace, Casa Gratenau.
De la casa Wachsmann solo quedó la fachada en pie, el Hotel
Castaing, el Gran Hotel Colón de Alfredo Schuster Leiva, el Hotel
Moderno, el Club Alemán Unión y los almacenes de la Aduana
fueron reducidos a escombros. Milagrosamente habían salvado de las
llamas los edificios de los bancos Alemán Trasatlántico y el Banco de
Chile. Cabe recordar que el edificio de la Intendencia Provincial se
encontraba en construcción, por lo cual no sufrió daños considerables
y pudo continuarse su construcción después de unos meses de
paralización.
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