Barcos que desaparecen
Para los valdivianos que nos trasladamos alguna vez
por barco hacia Niebla y Corral, cuando aún no
existía el camino que une este balneario, existían
barcos que, desde la época de esplendor de Valdivia,
aún se mantenían en servicio.
Hacia 1910 la empresa de los señores Oettinger Hnos.,
que posteriormente derivó en “Transportes Fluviales”
por su asociación con la firma Roepke y Cia., eran
dueños de los barcos de pasajeros “Arica” y
“Pisagua”, todos ellos desaparecidos o convertidos en
faluchos. Recordamos nombres de remolcadores de
esta empresa, como el “Iris”, el “Tacna” y el
“Santiago”, este último vendido en San Antonio para
faenas de la empresa en la construcción del puerto
artificial. Más tarde la misma empresa encargó al
astillero de don Carlos Bartsch la construcción de un
remolcador con casco de acero, que se bautizó como
“Loa” y que existió hasta hace poco con otro nombre.
Existían en esa época dos lugares de partida de los
barcos que realizaban tareas de remolque, ya sea río
abajo (Corral), desde el muelle Schuster; y los barcos
de pasajeros que lo hacían río arriba (Río Cruces), que tenían su
salida frente a la calle Janequeo (Playa Ancha). Ahí se podían ver
algunos veteranos como el “San Antonio”, el “Venus”, el
“Saturno”, el “Mercurio” y el “Orión” que aún navega con ese
nombre y presta servicios al turismo fluvial.
Todos estos barcos eran de un andar muy pausado y lento y
daban acceso a los predios agrícolas ubicados a lo largo de la
extensa red fluvial del Río Cruces, alcanzando hasta Putabla
(cerca de Máfil), o hasta algo más allá del actual Fuerte “San Luis
de Alba” y también en afluentes como el río Pichoy. Hay que
recordar que en esos años toda esta zona no tenía acceso
terrestre, generando por tanto un tráfico fluvial de pasajeros y de
productos e insumos agrícolas de cierta importancia.
Más hacia el centro se encontraban las oficinas, bodegas y muelle
de la firma Roepke y Cía., dónde amarraban sus lanchas y
remolcadores, el muy eficiente “Águila” y el “Arno”, que por el
tamaño de su cabina se prestaba para hacer excursiones
ocasionales.
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