VAD. 03 | Junio 2020 | ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198
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El espacio social se entenderá,
de acuerdo a lo señalado por
Constant: “El espacio social es, en
realidad, el espacio concreto de los
encuentros, de los contactos entre
los seres”. Configura la expresión
de lo público, lo comunitario, lo
compartido. Aquello que solo
puede construirse en la relación
con los demás. Constant Nieuwenhuys,
La nueva Babilonia (Barcelona:
Gustavo Gili, 2009), 12.
Más allá de la diversidad de autores y posiciones frente al tema, y en línea
con lo señalado por el físico Michel Baranger, es posible distinguir una
serie de características comunes que definen el comportamiento de los
sistemas complejos. Muchas de estas características son equivalentes a
las que presentan diversos sistemas biológicos, y nos pueden permitir
establecer una relación directa respecto al funcionamiento del sistema
urbano, como un sistema complejo, y a la producción misma del espacio
social 5 , como escenario complejo de relaciones.
Algunas características de los sistemas complejos son:
1. Los sistemas complejos contienen muchos constituyentes interactuando
no linealmente.
2. Los constituyentes de un sistema complejo son interdependientes.
3. Un sistema complejo posee una estructura que atraviesa varias
escalas.
4. Un sistema complejo es capaz de comportamiento emergente.
5. Complejidad involucra una interacción entre caos y no caos.
6. Complejidad involucra la interacción entre cooperación y competencia
6 .
6
7
Michel Baranger, “Chaos, Complexity,
and Entropy: A physics talk
for non-physicists”, New England
Complex Systems Institute (April,
2000): 9-11.
Ibidem, 10.
De todas las características enunciadas, cobra vital importancia para la
estructura de esta investigación, la manera en cómo un sistema complejo
es capaz de comportamiento emergente. Esto hace relación a que, si
cambia la escala de observación de un componente del sistema, este no
puede entenderse individualmente, ya que está comprometido con la estructura
global del sistema.
La combinación de estructura y emergencia conduce a auto-organización,
que es lo que ocurre cuando un comportamiento
emergente tiene el efecto de cambiar la estructura o de crear
una nueva estructura. 7
8
9
Los sistemas dinámicos son aquellos
capaces de establecer procesos
de transformación (evolución) en
el tiempo de manera no lineal. Ver:
Jay Forrester, Principles of Systems
(Cambridge: Wright-Allen Press,
1968). Para el desarrollo de este
artículo entenderemos el sujeto
de investigación, la ciudad, como
parte de ellos.
Javier Ruíz, “Sistemas urbanos
complejos. Acción y comunicación”,
Cuadernos de investigación urbanística,
32 (2001): 5-63.
10 Norbert Wiener, Cybernetics, Or
control and communication in the
animal and the machine (New York:
John Wiley & Sons, 1948).
Ahora bien, antes que nada debemos marcar algunas premisas y establecer
una serie de precisiones, para intentar así adentrarnos en una materia
—la complejidad— que a nuestro juicio, intenta poner en evidencia una
mecánica de orden evolutivo inherente a los sistemas dinámicos 8 —como
es el caso de las ciudades— y que operan desde el manejo de conceptos
que pudiesen parecer en principio contradictorios a la definición tradicional
de orden, como son: el caos y la entropía; temas que profundizaremos
más adelante. Ahora volvamos a la complejidad.
La primera premisa será entonces, que entenderemos la ciudad como un
sistema complejo de comunicación e intercambio de información 9 , entendiendo
la idea de comunicación e información en su sentido más amplio,
y en directa relación con la teoría de la información desarrollada por Shannon
(1949) y Wiener (1948); considerando principalmente los preceptos
de Wiener, en la idea de
“separar un símbolo de un fondo que contiene muchas señales”. 10
Esto nos obliga a marcar una primera precisión, y es que, para hablar de
sistema, debemos considerar necesariamente un entorno con el cual poder
establecer ese intercambio comunicativo.
30
FRANCISCO JAVIER PARADA PINO. Complejidad, Caos y Entropía. O cómo entender el orden evolutivo de las ciudades, pp. 28-39