Vaccea Anuario 2012 Sep. 2013 | Page 78

Recreación del ritual descarnatorio. Recogida del osario, triturado del mismo y nueva exposición para su ingesta total por los buitres. Dibujos Luis Pascual Repiso - CEVFW. de osario, entre los siglos V y VIII d.C.; en el Turquestán (siglo VIII d.C.) se han hallado cantidad de osarios y urnas de barro con decoración de caras humanas o de cabezas, lo que indica la práctica descarnatoria; en La Sogdiana (Tayikistán y Uzbekistán), lugar donde se ubicaba la ciudad de Samarcanda, han aparecido numerosas urnas con restos óseos—, en la actualidad se destruyen. Dando un salto cronológico, nos remontamos al Calcolítico (4500-3500 a.C.) del Levante Sur, con la intención de mostrar un modelo similar, mucho más antiguo. Una vez que hemos viajado por distintos lugares asiáticos donde osamentas humanas eran y son preservadas en urnas de variada tipología, puede resultar sugestivo incluir determinada información. El handicap radica en que carece de pleno respaldo académico algo, por otro lado, nada infrecuente. Con todo, las similitudes con los datos aportados resultan, cuando menos, llamativos. El lugar se sitúa en los Altos del Golán (Israel), donde hace unos 6000 años numerosas poblaciones prehistóricas habitaban en esta zona de Próximo Oriente. Según parece, y en esto casi todos los expertos mantienen una postura unánime, los moradores del en- 78 6 torno, para satisfacer sus inquietudes espirituales, construyeron un emplazamiento a base de círculos concéntricos pétreos, cuyas estructuras aún hoy se conservan. El problema estriba en que sobre la funcionalidad de Rjum al-Jiri (que así se denomina el lugar de la discordia) los arqueólogos no han establecido ningún acuerdo. Las teorías son dispares. Mientras que para algunos se trata de un santuario para observar las estrellas (Yonathan Mizrahi) para otros fue un conjunto dedicado al culto funerario. La hipótesis más controvertida, es la propuesta por Rami Arav de la Universidad de Nebraska. El arqueólogo parte de los siguientes argumentos: Rjum al-Jiri no fue nunca habitado, ya que no se han hallado restos materiales que así lo confirmen (algo que corrobora el último investigador a cargo del yacimiento, el profesor de la Universidad de Jerusalem, Mike Freikman). Lo que sí que han aparecido son recipientes rectangulares, cajas de arcilla, imitando caras humanas; otros de forma cuadrada con una abertura, a modo de boca, por donde se cree, se insertaban los huesos de los muertos y que además contenían relieves de aves. Dichos objetos se han hallado en otros lugares de Israel y Siria a modo de osarios. Apoyándose en es- tos paralelismos, Arav sostiene que, en lo alto de las paredes pétreas de Rjum al-Jiri, una losa serviría para exponer los cadáveres con el propósito de que las aves carroñeras dieran buena cuenta de ellos, de modo que los restos óseos descarnados pudieran ser depositados en estas urnas funerarias. ¿Rituales expositorios también entre los vacceos? La información sobre el mundo funerario vacceo ha estado tradicionalmente vetada a los investigadores, ya que a diferencia de otros territorios prerromanos en los que aparecieron y fueron excavados tempranamente sus cementerios, en la Región Vaccea tan solo cabe apuntar una escasísima información proporcionada por los de Eras del Bosque de Palencia, Cuéllar o Tariego de Cerrato, algo más abundante, pero inédita, en Palenzuela y finalmente por la necrópolis de Pintia que, aunque no alcanza los tres centenares de tumbas exhumadas, constituye sin duda el mejor de los registros para acercarse a la escatología vaccea.