Recreación del ritual descarnatorio. Recogida del osario, triturado del mismo y nueva exposición para su ingesta total por los buitres. Dibujos Luis Pascual Repiso - CEVFW.
de osario, entre los siglos V y VIII d.C.;
en el Turquestán (siglo VIII d.C.) se han
hallado cantidad de osarios y urnas de
barro con decoración de caras humanas
o de cabezas, lo que indica la práctica
descarnatoria; en La Sogdiana (Tayikistán y Uzbekistán), lugar donde se
ubicaba la ciudad de Samarcanda, han
aparecido numerosas urnas con restos
óseos—, en la actualidad se destruyen.
Dando un salto cronológico, nos
remontamos al Calcolítico (4500-3500
a.C.) del Levante Sur, con la intención
de mostrar un modelo similar, mucho más antiguo. Una vez que hemos
viajado por distintos lugares asiáticos
donde osamentas humanas eran y son
preservadas en urnas de variada tipología, puede resultar sugestivo incluir
determinada información. El handicap
radica en que carece de pleno respaldo
académico algo, por otro lado, nada infrecuente. Con todo, las similitudes con
los datos aportados resultan, cuando
menos, llamativos.
El lugar se sitúa en los Altos del
Golán (Israel), donde hace unos 6000
años numerosas poblaciones prehistóricas habitaban en esta zona de Próximo Oriente. Según parece, y en esto
casi todos los expertos mantienen una
postura unánime, los moradores del en-
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torno, para satisfacer sus inquietudes
espirituales, construyeron un emplazamiento a base de círculos concéntricos
pétreos, cuyas estructuras aún hoy se
conservan. El problema estriba en que
sobre la funcionalidad de Rjum al-Jiri
(que así se denomina el lugar de la discordia) los arqueólogos no han establecido ningún acuerdo. Las teorías son
dispares. Mientras que para algunos se
trata de un santuario para observar las
estrellas (Yonathan Mizrahi) para otros
fue un conjunto dedicado al culto funerario. La hipótesis más controvertida,
es la propuesta por Rami Arav de la
Universidad de Nebraska. El arqueólogo parte de los siguientes argumentos:
Rjum al-Jiri no fue nunca habitado, ya
que no se han hallado restos materiales
que así lo confirmen (algo que corrobora el último investigador a cargo del yacimiento, el profesor de la Universidad
de Jerusalem, Mike Freikman). Lo que sí
que han aparecido son recipientes rectangulares, cajas de arcilla, imitando caras humanas; otros de forma cuadrada
con una abertura, a modo de boca, por
donde se cree, se insertaban los huesos
de los muertos y que además contenían
relieves de aves. Dichos objetos se han
hallado en otros lugares de Israel y Siria
a modo de osarios. Apoyándose en es-
tos paralelismos, Arav sostiene que, en
lo alto de las paredes pétreas de Rjum
al-Jiri, una losa serviría para exponer los
cadáveres con el propósito de que las
aves carroñeras dieran buena cuenta
de ellos, de modo que los restos óseos
descarnados pudieran ser depositados
en estas urnas funerarias.
¿Rituales expositorios
también entre los vacceos?
La información sobre el mundo
funerario vacceo ha estado tradicionalmente vetada a los investigadores, ya
que a diferencia de otros territorios prerromanos en los que aparecieron y fueron excavados tempranamente sus cementerios, en la Región Vaccea tan solo
cabe apuntar una escasísima información proporcionada por los de Eras del
Bosque de Palencia, Cuéllar o Tariego
de Cerrato, algo más abundante, pero
inédita, en Palenzuela y finalmente por
la necrópolis de Pintia que, aunque no
alcanza los tres centenares de tumbas
exhumadas, constituye sin duda el mejor de los registros para acercarse a la
escatología vaccea.