Religiosidad y cultos
La religiosidad acostumbra a tener dos vertiente básicas: la dedicada
a los difuntos y que se manifiesta en la
creencia en el paso al Más Allá a través
de los ritos de enterramiento y se percibe en las necrópolis, y los cultos de
los vivos destinados a alabar, agradecer,
pedir ayuda o apaciguar a las divinidades.
Los datos conocidos y deducidos
proceden de las informaciones de los
historiadores antiguos y de la pervivencia de las características indígenas unas
veces independientes, otras asociadas a
formas de la religión romana en un fenómeno de sincretismo con apariencia
romana de la que la epigrafía votiva y
funeraria son un excelente ejemplo.
Necrópolis y depósitos sepulcrales
Los restos de necrópolis en el territorio cántabro asociados a los castros
son muy escasos, aunque sí se ha documentado que practicaban el rito funerario de la incineración, para lo cual cremaban a los difuntos y depositaban sus
restos en hoyos, junto a armas u otros
elementos de ajuar y se cubrían con un
pequeño túmulo.
A finales del siglo XIX Romualdo
Moro excavó la necrópolis de Monte
Bernorio, y San Valero, en el XX, también algunas tumbas. Desde el principio
la novedad en el diseño de algunos de
los materiales allí hallados hizo que algunos tipos de lanzas y puñales tomasen del lugar su nombre identificativo
en la bibliografía científica. Después de
los años transcurridos sigue siendo la
necrópolis de incineración de este tipo
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