Vista de los emplazamiento del oppidum de Monte Bernorio y del campamento romano (castrum
aestivum) de Castillejo, con la propuesta de la zona probable de batalla campal y del ataque al oppidum
(imagen de Google Earth modificada por A. Martínez y J.F. Torres-Martínez. IMBEAC, en Torres-Martínez,
Serna Gancedo y Domínguez-Solera, 2011).
En todos los yacimientos cántabros asediados se construyó luego un barracón
o un castillete donde se instalaría una
guarnición romana y se hallan abundantes restos militares romanos y en alguno como Monte Bernorio, se documenta lo que piensan sus excavadores eran
los barracones donde se alojaban las
mujeres que seguían a los legionarios.
La mayoría de los campamentos de este
momento eran castra aestiva, es decir
campamentos temporales consistentes
en una muralla defensiva con foso y en
su interior tiendas de cuero sujetas con
clavijas. En estas líneas nos limitaremos
a citar únicamente unos ejemplos del
fenómeno.
El primer conjunto es el que comprende La Espina del Gallego, que fue
asediado desde varios campamentos,
el castra maiora de Cildá (municipios
de Corvera y Arena, donde estaba el
puesto de mando y se dirigió el asedio,
el castra minora de El Cantón (Arenas
de Iguña y Molledo) y el campamento
de Las Cercas, en la divisoria entre las
As (bronce) de Augusto para las Guerras Cántabras, de ceca indeterminada en el
Noroeste. Hacia 27-23 a.C.
20 6
cuencas del Pas y el Besaya (municipios
de San Felices de Buelna y Puente Viesgo). Luego en el castro se levantó un
barracón romano de 100 metros de longitud por cinco de anchura. El ataque al
enclave habría partido desde Segisamo
(Sasamón, Burgos), en un principio dirigido por el propio Octavio Augusto que
enfermó y tuvo que retirarse. El objetivo
era llegar desde el Ebro a la costa norte
y facilitar la comunicación por mar. De
hecho a la conquista contribuiría el que
la flota venida desde Aquitania atracase
en Portus Victoriae (Santander).
Otro caso documentado es el de
Monte Bernorio. Los romanos levantaron el castra maiore en El Castillejo
(Pomar de Valdivia) hacia el sureste del
oppidum, que muestra sus estructuras
defensivas destruidas en la zona sur y,
por los restos de hachas, lanzas y otros
materiales hallados en el valle entre ambas elevaciones, se libró una batalla en
campo abierto. Una vez tomado Monte
Bernorio, sobre las ruinas prerromanas
los romanos levantaron un castillete
que hasta su reciente excavación se
pensaba indígena, permaneciendo en
el lugar varias décadas.
El castro de la Loma en Santibáñez de la Peña, fue arrasado e incendiado, atacado desde el norte, por
las puntas de flecha y los pila catapultaria halladas en ese sector y el elevado número de tachuelas de sandalias
romanas recuperadas. Quedó allí una
guarnición romana que procedería del
campamento ubicado en una loma doscientos metros hacia el NE, donde se
levantaron dos castilletes, y donde además de infantería hubo alguna unidad
de caballería.
Por su parte La Ulaña parece que
fue abandonado, y quizás se situó una
guarnición romana en su extremo occidental. Los romanos sí estuvieron ocupando Peña Amaya militarmente durante las guerras cántabras y levantaron
luego un asentamiento urbano estable.
Denario (plata) de Publio Carisio conmemorando las Guerras Cántabras
de Augusta Emerita (Mérida, Badajoz). Hacia 25-23 a.C. Fotos Museo
Arqueológico Nacional, M. Á. Camón 1993_67_12170-ID003 y
1993_67_13193-ID003