de iniciar un negocio (Dyer, 1994). Por otro lado, las actuaciones de las Ad-
ministraciones Públicas son determinantes para potenciar el emprendizaje
y el desarrollo local ya que el contexto puede influir en las facilidades para
la creación del tejido empresarial. Por tanto, a través de esta variable se trata
de controlar si existen distintas oportunidades económicas y de desarrollo
personal en los entornos rurales, de pequeña y de gran ciudad que permitan
a las personas desarrollar diferentes actitudes emprendedoras.
ANTECEDENTES EMPRESARIALES FAMILIARES
En México, la tradición familiar es un factor muy importante en el que se
suscita un ambiente propicio para el desarrollo de nuevas ideas y negocios
(Benavides y Sánchez, 2004). La observación permite comprobar que bue-
na parte de los empresarios suelen descender de familias en la que algunos
de sus miembros son autoempleados o empresarios. Este hecho se repite en
todas las investigaciones. El porcentaje oscila entre el 40% y el 60% según
Veciana (1989) y Leiva (2004). En diversos trabajos se ha comprobado que
los encuestados, cuyos padres eran propietarios de pequeñas empresas a las
que le dedicaban tiempo completo, muestran más altas preferencias por el
autoempleo y están más inclinados a desarrollar una idea empresarial, refle-
jando la menor preferencia por ser empleado en una gran empresa (Scott y
Twomey, 1988, Crant, 1996; Rubio, Cordón y Agote, 1999).
PREVIA EXPERIENCIA
En el trabajo realizado por Peterman y Kennedy (2003) sobre las influen-
cias en las percepciones de los estudiantes hacia la creación de empresas,
encontraron que el 80% de los estudiantes encuestados ya poseían la expe-
riencia previa, lo cual originó que existiera un deseo percibido de dichos
estudiantes hacia el emprendimiento. Similares cifras maneja Leiva (2004)
en su estudio para detectar la motivación emprendedora entre los estudian-
tes universitarios, quien encontró que aquellos que tienen experiencias la-
borales previas tienen mayor preferencia a crear su propia empresa. En la
misma línea, Scott y Twomey (1988) manifiestan que la experiencia laboral
es un factor crucial que ayuda a moldear las aspiraciones profesionales.
Encontraron en su estudio que un tercio de los estudiantes con experiencia
laboral dijeron tener ideas empresariales propias frente a una décima parte
de aquellos que nunca habían trabajado. Esto es explicado por la teoría de la
empresa como incubadora, pues la habilidad propia que define la figura del
emprendedor se forma por medio de una experiencia de trabajo y personal.
La experiencia previa de los emprendedores juega un papel importante a la
hora de tomar una decisión al respecto, ya que, cualquier trabajo realizado
puede servir como antecedente al futuro emprendedor.
Rasgos psicológicos
Los estudios sobre la personalidad del individuo y su conducta hacia la
creación de empresas han enfatizado que ciertos factores psicológicos esti-
mulan a las personas a crear una empresa, aunque la definición del empren-
dedor a través de las características y rasgos ha sido criticada por algunos
autores como Gartner (1989). De cualquier forma, la teoría de los rasgos
de personalidad del empresario defiende que este tiene ciertas característi-
cas de personalidad propias que los diferencia de otras personas, ya que el
crear una empresa no es un evento aislado sino que es algo que se relaciona
con su vida personal, aunque como afirman Singh y De Noble (2003) es
difícil comparar estudios porque serían precisas medidas más universales
de personalidad. Brockhaus, (1982), Brockhaus y Horwitz (1986), Scherer,
50
Revista Científica
Brodzinky y Wiebe (1991), Bird (1989) y Shein (1990) plantean que las
personas que tienen un elevado control interno, alta necesidad de logro,
capacidad para asumir riesgos y una alta tolerancia a la ambigüedad, serán
más propicios a involucrarse en una actividad empresarial. Estas serán las
cuatro características psicológicas consideradas en este trabajo de investi-
gación.
CONTROL INTERNO
Para que los emprendedores se sientan motivados por conseguir sus me-
tas de negocio deben tener un control de las decisiones que toman para con-
seguir dichas metas. La percepción que una persona tiene sobre la fuente de
su destino se conoce como Locus de Control o Control Interno (Robbins,
1999). El Locus de Control Interno de los empresarios es mayor que el de
la población en general, ya que otras personas que creen que el resultado
de sus acciones no depende de sus decisiones ni de sus esfuerzos, difícil-
mente podrán decidirse a crear y dirigir una empresa, como han encontra-
do Mescon y Montanari (1981) y posteriormente Korunka, Frank, Lueyer
y Mugler (2003). Entre los autores que han estudiado el Control Interno,
además de otros rasgos, se encuentran Veciana (1989), Entrialgo, Fernán-
dez y Vásquez (1999), Korunka, Frank, Lueyer y Mugler (2003), Moriano,
Sánchez y Palaci (2004), Mescon y Montanari (1981), Morris (1998), Dyer
(1994), Miller y Tolouse (1986), Brockhaus y Nord (1979), Rotter (1966),
Robinson, Stimpson, Huetner y Hunt (1991).
NECESIDAD DE LOGRO
La necesidad de logro es concebida como el deseo que tienen ciertas
personas para mejorar el resultado de sus acciones y sentirse responsables
de las mismas. Se ha relacionado con la probabilidad de convertirse en fun-
dadores y de estar motivados para alcanzar el éxito. Mc Clelland (1961)
es el autor de referencia y a partir de su trabajo muchos autores lo han
considerado en sus estudios como Veciana (1989), Entrialgo, Fernández y
Vázquez (1999), Lee y Tsang (2001), Mescon y Montanari (1981), Horna-
day y Aboud (1971), Dyer (1994), Miller y Tolouse (1986), Gupta y Govin-
darajan (1984), Hornaday y Bunker (1970).
PROPENSIÓN AL RIESGO
Una persona que arriesga se puede definir como aquella que está orien-
tada en aprovechar las opo rtunidades en contextos inciertos, lo cual está es-
trechamente relacionado con el concepto de emprendedor. Entre los autores
que han estudiado el riesgo en los emprendedores se encuentran Entrialgo,
Fernández y Vázquez (1999), Arrivas y Vila (2004), Cano, García y Gea
(2004), Morris (1998), Miller y Tolouse (1986), Carland, Carland y Aby
(1989), Brockhaus y Nord (1979).
TOLERANCIA A LA AMBIGÜEDAD
La tolerancia a la ambigüedad es una característica especialmente nece-
saria para la toma de decisiones en la incertidumbre. Tolerancia a la ambi-
güedad, intuición y creatividad, están íntimamente ligadas (Veciana, 1989).
Por lo tanto, teóricamente las personas que más toleren la ambigüedad son
las que obtienen resultados superiores en su misión y en la búsqueda del
crecimiento (Entrialgo, Fernández y Vázquez (1999). En un estudio sobre
el perfil empresarial y la participación en el capital hecho con fundadores,
propietarios y directivos, realizado por Entrialgo, Fernández y Vázquez
(1999), se menciona que los empresarios necesitan tener un alto grado de
tolerancia a la ambigüedad para que tomen decisiones acertadas en un am-