Introducción
En la actualidad, la competencia requiere que las empresas man-
tengan sistemas de producción eficientes y flexibles para responder en
forma oportuna a los cambios y necesidades de sus clientes. La razón
principal por la cual las empresas están desarrollando estos sistemas,
es debido a que la globalización ha reducido las barreras comerciales
y deben ser más competitivas (Waqas, 2012). Uno de los sistemas más
importantes desarrollados es el sistema de Manufactura Esbelta, el cual
se orienta a la eliminación y reducción del desperdicio, y a la mejora
continua en la productividad. Aunque la literatura sobre manufactura
esbelta reporta una diversidad de casos que han tenido éxito en la im-
plementación de este tipo de herramientas, también se han reportado
casos donde los esfuerzos de implementación no han sido los esperados
o han fracasado (Chen y Meng, 2010).
El concepto esbelto, mayormente conocido como “Lean” (tra-
ducción en inglés de esbelto) empezó con el Sistema de Producción de
Toyota (TPS, por sus siglas en Inglés), desarrollado como una alterna-
tiva para los métodos de producción en masa basado en encontrar las
deficiencias y eliminar todos aquellos procesos que no agregan valor
al producto final, lo que es conocido como desperdicio (Holm, 2010).
Las categorías del desperdicio son: sobre inventario, sobreproducción,
transporte, proceso, demoras, rechazos y movimiento innecesario (Ca-
rreira, 2004). Las ventajas que ofrecen los sistemas esbeltos tienen que
ver con reducción de inventarios, control de la producción, manejo de
material, mejor calidad, menos espacio, flexibilidad de manufactura,
identificación de mejoras, mejor ambiente de trabajo y motivación de
las personas. En la implementación de sistemas esbeltos, hay tanto éxi-
to, como fallas, y es que, para que esta implementación tenga éxito, el
concepto debe estar integrado totalmente en el sistema de administra-
ción de las empresas.
Cultura organizacional
Estudios recientes afirman que factores como el liderazgo y la
cultura juegan un papel muy importante para el éxito de estos sistemas,
incluso mayor que el de las herramientas que la componen (Ahrens,
2006). La cultura organizacional se constituye de creencias y valores
compartidos que se transmiten a través de sus miembros (Tsai, 2011) y
evoluciona por sí misma, según Schein (2004). Se ha argumentado que,
en la implementación de sistemas esbeltos, el fundamento es una cultu-
ra organizacional que aliente la participación, el respeto individual, la
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