uno EDITORIAL FORMATIVA / SERIE DIÁLOGOS FORMATIVOS / ICADEPSLP
El político calcula que en solo unos días consiguieron acoger a 400 personas, entre ellas 12 mujeres embarazadas. Una de ellas parió en la sede diplomática. La madre llamó al bebé Gonzalo Salvador Luis Benito. El embajador cuenta con ilusión que el chico, ahora un adulto de casi 40 años, consiguió contactarlo hace unos meses por Facebook.
El escape
En la embajada se estaba a salvo, pero salir de ella era otro tema. Martínez Corbalá decidió transportar a los asilados acogiéndose a la Convención de Caracas de 1954, que permite al país que otorga el asilo el derecho de admitir a las personas que decida, sin que otro Estado haga reclamo alguno. Había un detalle: Chile no había reconocido la convención y, por tanto, no estaba obligado a acatarla. Afortunadamente para el embajador, los militares( o por lo menos muchos de ellos) no lo sabían.
El primer grupo en huir estaba encabezado por la viuda de Allende, Hortensia Bussi, y dos de sus hijas, Carmen Paz e Isabel. Partieron hacia México el 15 de septiembre de 1973.
El diplomático tramitó los permisos para Hortensia Bussi y Carmen Paz Allende, pero faltaba el de Isabel. El embajador mexicano añadió los nombres de esta y su familia con su puño y letra en la parte posterior de un permiso y se fueron. Todavía conserva ese trozo de papel.
El trayecto de la embajada al aeropuerto, de unos 25 kilómetros, no fue fácil. Los detuvieron por lo menos dos veces.“¿ Sabe? Los militares subían al autobús y apuntaban con las linternas a Tencha [ Mussi de Allende ] y a mi mujer”. Otro grupo de militares intentó forcejear con el diplomático y cuestionaron sus permisos.“ Aquí el que califica soy
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