¿QUE ALIMENTA A UNA AVENTURA?
Las aventuras amorosas son primordialmente asuntos del corazon.
Aunque los factores externos tientan, seducen y enredan, al final es el corazón el que determina el camino que uno escoge. La historia bíblica de José y la esposa de Potifar ilustra esto
(Génesis 39).
Es por eso que el autor de Proverbios advirtió a su joven aprendiz en sabiduría: Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida (Proverbios 4:23).
Pero uno no puede guardar lo que no conoce. La mayoría de la gente no entiende los deseos implícitos y profundos del corazón que tratan ínconscientemente de satisfacer con placer fisico o emocional.
Aunque uno gasta mucho tiempo y energm en las preocupaciones diarias de la vida, emplea muy poco tiempo, o ninguno, en explorar y comprender los anhelos, esperanzas y sueños del corazón.
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. --Proverbios 4:23
La explosión de pasión que surge en una aventura amorosa a menudo se siente mayor que la vida misma porque toca los deseos del corazón que en realidad nunca se han examinado ni comprendido. Eso fue lo que Sucedió con Miguel. Al no comprender los profundos deseos espirituales que pudieron haberlo ayudado a renovar una pasión saludable por su esposa, se dejó seducir y capturar por la atención y el afecto de Vicki.
Para poder entender por qué cualquiera puede ser vulnerable a anhelos buenos dados por Dios que se descarrían, debemos comprender que en todo corazón hay hambre, dolor y locura.
Corazones hambrientos. Todos anhelamos algo más que las relaciones que tenemos.
Algo muy dentro de nosotros desea fervientemente ser atrapado en una aventura amorosa romántica de proporciones épicas. Es por eso que el romance es el tema universal de toda buena histoña, incluyendo la historia de la Biblia. Hemos sido hechos para un romance sagrado con el Amante de nuestras almas (lsaias 62:5; Efesios 5:25-32).
G. K. Chesterton comentó: ~<EI hombre que toca a la puerta del burdel está buscando a Diosas.~ El peligro, la intriga, el misterio y la locura de una aventura ilícita prometen apagar una sed que en realidad sólo se satisface con Dios. Cuando no comprendemos este anhelo espiritual fundamental, nuestra hambre insatisfecha alimenta la imprudencia que nos puede arrojar a una aventura amorosa, y los dolorosos desengaños de nuestras relaciones parecen justíficarla.
Un fuerte deseo de romance. El romance es mucho más que la excitación e infatuación emocionales que empiezan una relación.El romance implica una búsqueda apasionada.
Ansiamos que alguien que nos conoce plenamente y se deleita en nosotros nos busque. Sin embargo, a veces no nos damos cuenta de que la maravilla del romance entre un esposo y una esposa tiene la intención, no sólo de profundizar el disfrute mutuo, sino también de despertar en el corazón una mayor comprensión del amor que nos tiene el Creador.
Un cónyuge amoroso puede reflejar la búsqueda romántica de nuestro Dios de amor. Muchos cónyuges han saboreado el deleite de Dios en ellos mediante la chispa que ven en la mirada de sus compañeros.
separados y solos en una relación que nos parece hostil, no sanadora.
Cuando sentimos la falta de conexión en el matrimonio viene también la desilusión.
Terminamos haciendo las cosas por rutina porque ~~nuestro corazón no está en ello~~. Reducimos nuestras expectativas y vivimos por las ~~reglas~~, pero no porque sintamos deseos profundos.
Hasta los matrimonios buenos son decepcíonantes, difíciles y exigentes. No satisfacen nuestros anhelos más profundos ni tampoco están tan desprovistos de dolor como esperábamos.
Más bien son complicados y requieren un mantenimiento constante.
La tentación de una aventura amorosa apela al anhelo de una relación perfecta que satísfaga nuestra sed, no inflija dolor ni haga exigencias. La frase de lamento que dice: ~~Es triste pertenecer a alguien cuando se encuentra a la persona
adecuada~~ es la cancioncita de muchos cónyuges infieles.
La esperanza es que tal vez la próxima persona satisfaga la sed de amor y calme el dolor.
En realidad, la búsqueda de una aventura para lidiar con la sed y el dolor de nuestro corazón es un intento necio de tratar de volver al Edén.
Corazones necios. La inclinación natural de todo
corazón es hacia la necedad.
Proverbios 22:15 nos recuerda nuestras raíces: ~~La necedad está ligada en el corazón del muchacho...~~. Nadie aprende a ser necio. La necedad forma parte de lo que heredamos de Adán y Eva. En vez de llevar a Dios nuestra hambre y sed, nos rebelamos y tratamos de manejarlos por cuenta propia de una de las maneras siguientes: Renunciando al romance. En lugar de sentir el fuerte dolor de nuestra sed, negamos nuestra necesidad de romance y conexión
llamándola sueño necio.
Perder la esperanza de tener alguna vez un romance más profundo con nuestro cónyuge indica que hemos abandonado nuestro anhelo de tener un romance con Dios. Nos convertimos en las ~~criaturas tibias~~ de las que C. S. Lewis dice que ~~pierden el tiempo con bebida, sexo y ambición cuando se les ofrece un gozo infinito, igual que un niño ignorante que quiere jugar con lodo en un barrio pobre porque no se imagina lo que significa la oferta de pasar unas vacaciones en el mar.
Nos conformamos con muy poquita cosa~~.2 Dando lugar a una conexión falsa. La mejor falsificación de la verdadera intimidad es la falsa intimidad que proporciona la indulgencia sexual.
Las relaciones sexuales prohibidas dan un sentido inmediato y artificial de estar ~vivo~~, cuando en realidad matan el corazón.
La gente que se involucra en aventuras amorosas es engañada por su corazón pecaminoso y necio, y se niega a recordar a Dios.
Es imposible disfrutar de una aventura amorosa y permanecer en estrecha comunión con Él.
Básicamente debe decir: ~~Dios, sal de mi vida. No puedo disfrutar esta nueva relación en presencia de tu santidad y justicia~~.
La intención de Dios es acercarse a todo corazón para satisfacerlo con un toque de su propia presencia.
Todo el que tiene una aventura amorosa huye de Dios. Pero eso también tiene un giro extraño. Por el mero hecho de huir de Dios y cambiar su verdad por una mentira, los cónyuges
infieles son atormentados por las consecuencias que quedan de su pecado (Isaías 50:10,11). Además olvidan que Dios es un amante celoso que usa hasta la locura para despertar la sed de Él. La intención de Dios es acercarse a todo corazón para satisfacerlo con un toque de su propia presencia (Deuteronomio 8:3).
Cuando finalmente se descubre una aventura amorosa, ambos cónyuges deben iniciar un proceso peligroso. El proceso de Trina empezó cuando ella se negó a sufrir sola. Salió del apartamento de Vicki y llamó a una amiga en quien confiaba. Ambas llamaron entonces a su líder de grupo en la iglesia. Éste se puso en contacto con otro de los ancianos y los dos hombres fueron a esperar a Miguel junto a Trina cuando él llegó a la casa después del trabajo. El proceso había comenzado.