LA ((EXPLICACIÓN))
QUE DAN LOS CONYUGES INFIELES DE SUS AVENTURAS AMOROSAS
La mayoría de la gente a quien se atrapa ten una aventura amorosa no da a su cónyuge una respuesta honesta ni adecuada para su conducta.
Más bien esconde las P motivaciones de su corazon y busca maneras de defender sus acciones. Muchos evaden la culpa citando deficiencias en su cónyuge.
Otros se ocultan y se separan diciendo: «El problema no eres tú. Eres maravilloso(a).
El problema soy yo>>.
Ambas respuestas dejan a los cónyuges heridos, o bien asombrados por una andanada de tácticas de culpa, o entorpecidos y solos sin nada que hacer porque «el problema no son ellos». Muchos se quedan con muchas preguntas y pocas respuestas.
La racionalización de un cónyuge infiel a menudo es: <<Si supieras lo que tenía que aguantar en la casa, entenderías por qué tuve que buscar afuera. Por poco me muero con ella.
Nadie debería vivir así».
Aunque en la mayoría de las aventuras amorosas hay relaciones sexuales, muchas personas dicen que no tienen esas aventuras solamente por el sexo. Algunas sí, claro; pero muchas afirman: «Ya no me sentía conectado con mi cónyuge. No me sentía apreciado, me aburría, me
sentía vacío e inconforme).
Más de una esposa ha justificado su aventura diciendo a su esposo: «Ya no me haces feliz.
Prestas más atención a tu trabajo, los deportes y la TV que a mí. Tú me echaste en sus brazos>).
Cualquiera que sea el razonamiento, al final muchos cónyuges son seducidos a creer el mito de que «lo otro)) es mejor.
Proverbios 6:32,33 nos recuerda que quien comete adulterio es falto de entendimiento, se destruye a sí mismo y tiene que enfrentarse a una avalancha de vergüenza.
Tratar de culpar a otro es la táctica acostumbrada para lidiar con la vergüenza.
Pero independientemente de lo que haya sucedido en la relación antes de la aventura, ningún cónyuge es responsable de la falta de juicio del cónyuge que ha sido infiel ni de su decisión de serio.
Puesto que es improbable que los cónyuges infieles revelen lo que en verdad está sucediendo en su interior, toda esposa o esposo traicionado se queda con una pregunta insistente: «¿Por qué? «¿Qué hizo que mi cónyuge traspasara los límites y tuviera una aventura? ¿Fue él o ella? fui yo?