UNA HERMENÉUTICA AL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE Revista Virtual_C | Page 7

la luz y del sol asociado a la música y el poder de la curación ilumina el poder de la fantasía y el sueño. El sueño no es una realidad sino una fantasía de imágenes ilusorias que son bellas y placenteras creaciones por la cual, paseamos por un tiempo. Se trata entonces, de una fuerza creadora de sueños individuales, que generan una apariencia o distinción entre sueño y realidad. Ejemplo: 2 horas de película que vemos en el cine que nos separa de la realidad circundante. Otro aspecto del que Nietzsche recurre de la afirmación de Schopenhauer: el mar embravecido e ilimitado por doquier entre aullidos hace montañas de agua que suben y se hunden se encuentra una pequeña embarcación y en medio del mar embravecido y la embarcación está el hombre apacible y sereno. La barca es lo apolíneo y lo dionisiaco el mar debido a su enormidad. El hombre dentro de su embarcación no tiene límites, rompe el principio de individuación. Lo que salva al hombre de ser devorado por el mar es su creación apolínea. Lo Dionisiaco, Nietzsche lo simboliza como Dionisio, dios de la fertilidad, del vino y del excesivo desbordamiento donde la individualidad se desintegra, donde el orden y las distinciones se pierden en una consumación unificadora. Nietzsche, ilustrando lo apolíneo con el sueño, el estado fisiológico de una persona en lo dionisiaco es la embriaguez, toda persona ha experimentado los efectos de la embriaguez: todo se ve borroso, no se distinguen bien los objetos y las personas, los contornos de los objetos se disuelven y las inhibiciones se desvanecen, el principio de individuación colapsa y con ello, todas las barreras que separaban el hombre del hombre y de la naturaleza. Nos sentimos más unidos a nuestro